Ya enlazamos a lo escrito por Rafael Cabrera en referenca a la edad de los toros. Hoy leemos lo escrito sobre la casta. Copio el final:
El toro descastado es la antítesis de la fiesta, el peor de los males que hoy aqueja a la corrida de toros. Y, sin embrago, fruto de una selección a la inversa –en vez de buscar casta y bravura- se ha querido dejar en las vacadas dulzura, ausencia de genio, exceso de lo pastueño, que en muchos casos ha conducido al descaste, lo mismo que si se hubiesen abandonado a su natural ser. Porque lo natural, lo lógico, tratándose de ganado vacuno, es lo contrario a la bravura, la mansedumbre, como acontece en cualquier otra raza bovina. Sólo seleccionando lo más arisco, lo más agresivo y encastado, a la par que bravo según nuestro concepto, se fueron delimitando las ganaderías que hoy mal llamamos fundacionales en el siglo XVIII y comienzos del XIX
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