-En cualquier rincón de España se lidian corridas de verdaderos toros; sólo se necesitan dos condiciones imprescindibles para ello: un público que así lo reclame y exija, incluso manifestando su disgusto cuando no se le ofrece, y una presidencia consciente de tales exigencias y dispuesta a no dejarse llevar por el mundillo profesional, sino a hacer valer su opinión y mantenerla con firmeza ante cualquier presión; en definitiva espectadores conscientes de su responsabilidad y equipos presidenciales –con los veterinarios al frente- inteligentes, honestos y exigentes. Existen multitud de localidades donde tienen a gala presentar sus corridas como si en la mismísima plaza de Las Ventas se tratara, incluso en pequeños pueblos de nuestra geografía peninsular. Alrededor de Madrid, sin ir más lejos, localidades como Cenicientos, y el llamado Valle del Tietar, presentan unos verdaderos corridones. En Daimiel tienen a gala, como en otros pueblos manchegos que los toros de sus corridas sean de primerísima fila. Novilladas con toda la barba –entiendan hechuras venteñas- se corren en Arganda, Calasparra o Arnedo.
-Exijan los públicos lo que desean ver, controlen veterinarios y presidentes lo que se lidia en sus cosos. El respetable paga tanto en Santander, Castellón o Albacete como en Pamplona, Bilbao o Madrid; y lo hace de la misma forma en Teruel –buena afición- que en Cenicientos o Daimiel. Aplíquense el cuento y no se dejen colar gato por liebre, rata por toro, salvo que sea eso lo que deseen.
Foto: Campos y Ruedos
Me han gustado muchos los artículos del señor Cabrera , escribe de manera didáctica y clara para que los no eruditos como un servidor vayamos aprendiendo poquito a poco y con buena letra de las nociones básicas del mundo del toro.Enhorabuena a él y a los autores del blog por enlazar tanto y tan bueno.
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