lunes, abril 24, 2017

Curro Díaz en Zaragoza


Y volvió Curro. Un preámbulo excelso, plagado de arte y de naturalidad que puso la plaza en ebullición. Basado en su diestra, Curro Diaz trazó muletazos largos y templados. Ligados. Mandando en el toro. Se tiró a matar de verdad. A matar o morir. Qué emoción. Dos orejas a la verdad de la Fiesta. Dos orejas a un torero que ha venido a Zaragoza a dignificar la profesión y a honrar la plaza y su denostada Feria de San Jorge. Sin importarle el porrón de contratos que tiene ya firmados. Sevilla y Madrid. La gloria de la puerta grande se quedó en la sala de operaciones de la enfermería. En el recuerdo de la afición maña, su toreo y su compromiso con San Jorge.
David DíezAquí el post completo-

Lástima que el término "torería" no tenga traducción al inglés, porque la faena de Curro Díaz fue un tributo a la clase y la improvisación. Ante un cuarto noble de Algarra, que en otras telas habría resultado soso, inventó un bello y ajustado trasteo por ambas manos. No sólo toreó bien, sino además bonito. Y a esa estética puso el colofón de una estocada de matar o morir, yendo el cuerpo tras la espada, en perfecta línea recta, hasta ser prendido por el pitón, que destrozó la parte posterior de la casaquilla azul y le infligió al torero una cornada de 15 centímetros en el muslo derecho.
Gloria Sánchez Grandeaquí el post completo-


Foto superior: Leyre Usán 


1 comentario:

  1. Muy bien Curo Diaz, con su pellizco de arte. Valor a la hora de matar. Honrado de verdad. La Plaza estuvo con él. Esa plaza no estuvo con Ureña, con su toreo de lo mas puro, metiendo en la canasta a un quinto toro con muchas complicaciones en capote y banderillas, con la cabeza por los cielos tirando tarascadas. Acabó metiéndolo en la canasta. Ginés pasó por allí.

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