"Son
gente (los toreros) que se han integrado en el privilegiado Olimpo de
la mitología popular o que han permanecido en el anonimato más
respetable. No importa. Todos tienen esa impronta especial de quienes
forman parte de un paisaje humano antes de la batalla, en el que la
concentración, la seriedad del rictus no es una pose, es una
exigencia. Los músculos faciales sólo se relajan cuando la lidia ha
concluido y ni siquiera así (...), son rostros que describen también
una forma de entender la vida (...) la mejor representación del
cansancio y la dignidad de quienes hace tiempo comprendieron que su
mundo y su vida, su patria y sus sueños se hacen realidad en los
diez o quince minutos eternos en los que se enfrentan al toro".
Ángel Sánchez Harguindey,
Ángel Sánchez Harguindey,
Vía:
Antonio Pineda
Foto:
Pablo Cobos Terán para el último número de Cuadernos deTauromaquia
No hay comentarios:
Publicar un comentario