lunes, abril 07, 2008

Mi debut en Las Ventas (Capitán Alatriste)

MI DEBUT EN LAS VENTAS
Una plaza donde los novillos son toros, el tendido 7 dialoga a grito pelado con el 2, y la banda de música suena a verbena de feria, no puede dejar a nadie indiferente. A partir del segundo novillo, empezaron los pitos y “miaus”. Las manos de los “Martelilla” se doblaban por sistema, mas su presentación resultaba irreprochable. El novillo de menos peso contaba con 470 kilos, de ahí hasta los 529 de “Habanero”. Mientras la terna se las veía con semejantes pavos, en Sevilla Morante lidiaba a un terciado “Parladé” lavadito de cara de 540 kilos. Y ni una protesta.
El silencio de La Maestranza me sabe a una cerveza sin gas. Por eso agradezco el constante “run-run” venteño. Y eso que sólo había un cuarto de plaza. Sospecho que el 7 estaba deseando sacar de los corrales a “Recluido”, un novillo de Salvador Valverde, que lleva varias semanas confinado en los corrales de Las Ventas. A pesar de sus protestas, no lo consiguió: “Recluido” sigue fiel a su nombre.
Agustín de Espartinas y Eliseo Gallardo no anduvieron “voluntariosos”, como suele escribirse ahora, sino plastas. Lo bueno si es breve, dos veces bueno; lo malo si es largo, petardo gordo. Si bien es cierto que sus adversarios no les dieron opciones de lucimiento. Los “Martelilla” desarrollaron una embestida violenta, a base de tornillazos, y con la cara por encima del palillo. Mención a parte merece el marcador final de Gallardo: ocho pinchazos y otros ocho descabellos.
El debutante Mario Aguilar, en cambio, se ganó a ley la simpatía del público desde que salió a hacer unos ajustados quites al segundo. En el tercero demostró un valor y firmeza inusuales para sus dieciséis años (al terminar la faena, llevaba un puntazo en el gemelo). Pero la clase del mexicano reventó en el sexto, el novillo más potable de la corrida (¿o fue su “savoir affaire”?). Supo darle distancia a su oponente y dibujó varias tandas templadas y meritorias. En la plaza resonó el grito de “¡Torero!”. Incluso, un despistado pidió que sonara la música. Remató la faena con unas manoletinas de infarto y una buena estocada. La afición, cálida y justa, le concedió la primera oreja de la temporada. Ojo con el hidrocálido.
Clausuré la tarde comiendo cacahuetes con mi compañero de tendido en el “Puerta Grande”. Allí vimos por televisión el segundo toro de Morante en Sevilla. Conclusión del día: Las Ventas es una plaza donde los novillos son toros; La Maestranza, una plaza donde los toros son los novillos. Ahí esta el “quid”.
Foto : Juan Pelegrín (el fotografiado es Mario Aguilar)

3 comentarios:

  1. Un capitan de tercios no come cacahuetes, coño!...habiendo mollejas, callos y variada casquería fina para llenar el mondongo.

    Lo que usted vió mientras hacía "el chimpancé urbano",
    fué lo de mas trapío
    del festejo sevillano.
    Pardiez,y en farolillos
    vuelve el arrope
    que dan de postre los pillos,
    Saque la vizcaína para hacerlos escalope.
    O nos daran por el ano.
    ("Quevedillo")

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  2. Debo ser muy mala aficionada pero, tras ver el vídeo de la faena en www.las-ventas.com; no creo que fuera para una oreja.

    El novillo es complicado, de acuerdo; todo el mérito para el novillero, también de acuerdo; pero parece que las orejas en Madrid se venden más caras para los locales y nacionales que para los inter.

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  3. Victoria, tal vez me esté ablandando (como dice manon), pero creo que no podemos medir con el mismo rasero a un matador de toros que a un novillero.

    Su Santidad, usted sabe que en el terreno culinario (que no en el taurino) prefiero el arroz con leche a la casquería fina.

    Un abrazo a ambos.

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