"La tortura no es cultura" es una frase muy manida por los antitaurinos, pero cualquiera que se haya acercado, aunque sea por casualidad, a una plaza de toros sabe que los propòsito y el planteamiento del espectàculo no se ajustan a dicho enfoque y por tanto este se cae por su propio peso.
Explicar esto ante personas del àmbito rural , màs aùn en zonas ganaderas, es absurdo. Incluso explicarlo a personas mayores , que aunque no tengan aficiòn a los toros han estado cerca de esta cultura, es igualmente absurdo, ellos saben que no pagamos nuestra entrada para ver como se tortura a un animal.
Pero la poblaciòn urbana y joven vive totalmente al margen de nuestra fiesta, les "coge"tan lejano como el teatro de marionetas chino, el sumo o el fùtbol australiano. Es evidente que estamos "al margen" de su realidad, que no hemos sabido explicar los trances de la lidia, su significado, su realidad.
No me estoy refiriendo a un tema de los medios de comunicaciòn, sino a una realidad cultural. Pocos jòvenes de , por ejemplo, Medina de Rioseco se tomaràn en serio esa frase, les gustarà màs o menos los festejos taurinos, incluso puede que no les guste nada, pero nunca les parecerà una tortura; pero en Madrid muchos jòvenes ajenos a nuestra fiesta, y con su mejor intenciòn, no tendràn ningùn reparo en en suscribir dicha frase.
Esta idea me viene a la cabeza al comentar entre los propios aficionados, al menos los que vivimos en grandes ciudades, la dificultad que tenemos para hablar de toros fuera del estrecho margen de aficionados que nos hemos ido conociendo con el paso del tiempo.
Y esto se plasma en la plazas de toros, ¿cuantos jòvenes entre 17 y 25 años se ven ?, pocos , muy pocos, y como digo el problema no es que les pueda gustar màs menos, e incluso que no les guste nada, el problema es que nos ignoran, que somos algo extraño, marginal, e incluso anacrònico y bàrbaro.
Bueno, hoy no me siento muy optimista.
Lamentablemente, el diagnóstico que haces de la situación es certero. ¿Soluciones? lo veo complicadísimo. No cabe duda de que el taurinismo debería hacer las cosas mejor (recuerdo a principios de los 90 los festejos de Antena 3 y Tele 5 desde plazas portátiles con los comentarios de Rafael Peralta, qué daño han hecho ese tipo de charlotadas). Por otro lado, los precios de las entradas -excepto en Madrid- son absolutamente prohibitivos para gente joven, habría que reservar un cupo de entradas infantil y otro juvenil a precios asequibles, estos gilis de los empresarios no se dan cuenta que si no van jóvenes, ésto se acaba.
ResponderEliminarPero hay otro problema casi irresoluble: estamos instalados en lo políticamente incorrecto. Los jóvenes, que siempre son los más manipulables (ahora y siempre) interpretan como signos de rebeldía lo que es puro adocenamiento, y los políticos de cualquier signo ven que en su cuenta de resultados de votos, en ningún caso van a salir ganando si defienden La Fiesta (al margen de que el nacionalismo lo proscribe).
Por último, el entretenimiento, como todo, lo dominan las multinacionales y de lo que se trata es de que los productos que se sacan, sean de consumo mundial (ejemplo, los futbolistas, cualquier "jubilado" del Madrid es "consumido" en los 5 continentes, mientras el toro, que no tiene ningún aparato mediático, se nutre a base del billetazo en taquilla, con casi nulas posibilidades de expansión, que por otra parte, casi sería peor (¿visteis imágenes de la corrida de hace uno o dos años en China?)
En fin, habrá que hacerse con una biena colección de vídeos (aunque ya sé que no tienen alma) porque a esto le queda un par de telediarios.
Lo del cupo de entradas infantiles, en los tiempos que corren sería imposible.
ResponderEliminarEn MAdrid hay entradas baratísimas, pero...¿cuantos jóvenes saben eso?
La causa de los dos problemas planteados y que yo separaría, por una lado los anti, que no son ningun problema, el enemigo es la perdida de pureza de las corridas de toros, su perdida de credito como espectaculo integro y pleno, que como consecuencia pierde interés,
ResponderEliminary por otro el futuro, entre los jovenes urbanitas, de la afición, yo apostaría en un futuro lejano por la afición a los toros, sino se lo cargan antes los taurinistas oficiales, como una afición elitista, en el sentido que ahora puedan serlo los aficionados a la opera, una élite(no se malinterprete la palabra, no deber ser una elite economica sino cultural) preparada, aficionada y exigente, creo que cuando a las plazas acudan mas aficionados que publicos la tauromaquia tendrá el futuro asegurado, pero de momento, como el asesinato de la gallina de los huevos de oro, no interesamos a corto plazo, a las empresas que quieren ganar dinero, y mucho a ser posible, en el mundo de los toros. En el propio pecado llevan la penitencia, pero arrastran en el camino el futuro del arte de torear.
Costillares, no te engañes, los aficionados no llenamos ni una portatil
ResponderEliminarEfectivamente no llenamos una portatil, pero en breve no llenaremos un autobus, creo que en este sentido debemos aprender de los franceses donde los aficionados forman parte de la organización de las corridas.
ResponderEliminarSi nos quieren echar, que sepan que nos quedamos.
Es cierto que se hacen las cosas mal y que falta pureza en la Fiesta, pero es evidente que no es el único problema, porque si vas a un bar de cualquier pueblo durante una retransmisión de San Isidro por digital +, verás un salón lleno de viejos viendo la corrida, que son los que se supone que han gozado de la ¿pureza? de la Fiesta alguna vez, y no se mueve nadie hasta que acaba la corrida. En cuanto a que fueran a la plaza más aficionados, ojalá, pero cuando hablas de elite cultural, es una contradicción en sí mismo hablar de elite y llenar las plazas, que tienen un aforo bastante elevado. En el Teatro Real de Madrid, caben unas 1.200 personas. Estoy de acuerdo en que este espectáculo es eminentemente cultural, en cuanto a la acepción de costumbre y la de conocimiento, y no cabe duda de que estos tiempos son los de la información pero no los del conocimiento.
ResponderEliminarNo niego los problemas internos. Estoy de acuerdo en que la afición francesa tiene un peso en el devenir de "su" Fiesta que es de envidiar, aquí nuestro peso es nulo. Allí hay conocimiento, y aquí sólo tradición, en general hay personas que van o iban por pura inercia a los toros, pero al no haber un sustrato de afición, la ausencia absoluta del toro en la sociedad española, y la falta de reposición generacional, hemos llegado a la lamentable situación actual.
Hay que estudiar los poquísimos casos en las que la afición se ha incrementado (Santander es el ejemplo más claro) y ver si se puede implantar el modelo en otros sitios. En Santander,la plaza está llena todos los días, hay gran ambiente taurino, el toro cada vez es más serio, ahora, eso sí, te puedo asegurar que no tienen ni puta idea. Reitero que veo casi imposible conseguir una masa de aficionados. Es más, sé que es controvertido lo que voy a decir, pero un núcleo duro de aficionados en Santander, podría espantar al público, allí lo que se ha generado es una atmósfera muy festiva
Keep up the good work »
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