Cinco
hermosos toros por delante –tres de ellos, cinqueños- con
abundante artillería, en tipo los cinco, cárdenos, cortos de manos.
Soberbio escaparate. Solo desentonó el sexto y último, que pasó la
barrera de los 600 kilos.
(...)
La
nota relevante de la
corrida de Adolfo fue
la emoción, Solo que el primero de los seis, cornipaso y vuelto, el
clásico saltillo degollado, salió quebrado de varas y se resolvió
en una embestida suave pero claudicante.
(...)
Cuatro
de los seis toros eran de la misma reata y los cuatro llevaban el
mismo nombre, Aviador, estirpe fiable en la ganadería. El tercero,
un Tostadito de reata probablemente de prueba, y el cuarto, un
Madroño de reata infalible, se salieron del registro. Fueron los dos
toros de mayores emociones: el tercero, porque al rematar arriba el
muletazo se revolvía, y el cuarto, por hacer esas cosas tan
singulares del encaste que son ir mudando de condición a lo largo de
la lidia y de hacer las mutaciones para bien o mejor.
Barquerito
Paco Ureña se rompió de toreo. Más puro imposible. Y la entrega, absoluta. Como si quisiera explicar la esencia de todo aquello que había movilizado a 30.000 personas. La verdad de la relación entre el toro y el hombre. Ofreciendo el pecho, ensimismado en sí. Eh, toro. Y rompía por abajo el muletazo enroscado a la cadera. El Adolfo ahí. Una serie de temple rebosante sobre el filo por la derecha. Y de repente un gañafón, una paliza, un pitonazo tan feo que le arranca el corbatín (...).
Pero
se levantaba Ureña, más sincero aún, le robaba otra serie y de un
espadazo lo tumbaba. Caía una oreja fuerte y tras saborearla pasaba
a la enfermería.
Rafaelillo le
pegaba un zapatazo a la tarde. Salía 'Madroño' y lo recogía con
rodilla en tierra por verónicas auténticas. Sinceridad y una media
para que estallara la ovación del coso de Valencia, que desde hace
un tiempo acogió a Rafael Rubio e iluminó su torera madurez. No
rompe el toro tal cual. Va el esfuerzo. Rafaelillo apuesta. La
emoción preside aquello. Por la mano diestra, muy abajo. El murciano
se crece, le traga, va calando y el pitón izquierdo, resguardado
para el final. De repente sucede al natural. Una cuarta de muleta
abajo, que extrae el brillo a la embestida y 'Madroño' que se
resbala hasta allá. Hay fondo y toreo clásico. Una cuarta, abajo,
enganchado y atrás. Otro impacto. La faena se multiplica en su
final, el espadazo y una oreja
De Escribano destacar su actuación con el capote.
Entre los de plata destaco la brega de Pepe Mora
Nota: Mucha gente en la manifestación , muchos aficionados de base, sobre todo aficionados a los festejos populares. El mundo del toro en la calle. Como escribe antonio Lorca "La fiesta de los toros desaparecerá —si así tiene que ser— el día que el público, cansado de aburrimiento, abandone definitivamente las plazas. Mientras tanto, debe ser defendida como lo que es, una tradición en la que millones de ciudadanos, gente que hace cada día este país, de extracción, ocupaciones e ideologías diversas, esperan encontrar un chispazo de felicidad.
Por
todo ello, qué bien que el toreo haya saltado al ruedo. Nunca es
tarde, ya era hora, por fin…"
Eso
si, al frente de la manifestación , junto a la pancarta, se veía a
muchos de los culpables de la situación en la que nos encontramos,
"figuras" que huyen del toro con trapío , casta y poder
como de la peste; representantes de deesos empresarios que todos
conocemos...
Poco pobre lo que dices de Escibano...
ResponderEliminarTras una oancarta con incorrecciones ortograficas, unos presuntos toreros apelaban a la cultura y a la libertad. En el comunicado leido por Ponce apelaban al toro en la calle. Nada tiene que ver el toro en la calle o "taurobolio" con el toro en la plaza o "tauromáquia". La tauromaquia es hija de la iliustración mientras que los taurobolios o juegos del toro, son ceremonias ancestrales, ritos de paso de una cultura milenaria. Como aficionado, defiendo las corridas de toros, no los taurobolios. Defiendo el toreo como manera de ordenar el caos primitivo, no el caos adornado de barbarie.
ResponderEliminarMientras no argumentemos con propiedad, los antitaruinos tendrán su labor de zapa cada vez mas facil y asequible. Si se tiene razón, hay que exponer argumentos con rigor y orden, frente al fanatismo y la demagogia. Si nos,igualamos en confusión y sectarismo, la derrota en los medios está asegurada.JUANSINTIERRA
Les faltó fuerza a los toros de Adolfo, eso sí, la casta hizo que la corrida fuera entretenida, aunque la suerte de varas brillo por su ausencia. Y los tres toreros pusieron lo que les faltaba a los toros.En cuanto a presencia, impecables para una plaza como Valencia. Que depende mucho de quien se anuncie en el cartel.
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