-“Toros en todas partes. Es Picasso en la corrida, como el nadador en el mar. Cada vez que se celebra una, él va. A cien, doscientos o cuatrocientos kilómetros. La corrida es una corriente de verano que arrebata, inexorable y maravillosamente, el destino de los domingos; es la fiesta, la sangre que late cuando sale el sol, de buen o mal humor, poco importa; es día de corrida”
-.Hele ya de vuelta de los toros, triste como la noche … Se acabó … Afortunadamente, ya no hay más corridas. ¡Basta de corridas! … El día siguiente por la tarde, los periódicos anuncian una nueva corrida no sé dónde. ¿Dónde vas, Picasso? Voy a los toros … Nada más escribir estas palabras, me encuentro de nuevo en la plaza, con todo el sol de Cézanne y toda la corrida de Picasso, la muchedumbre terrible pero magnífica, o las dos cosas, la señora que teme que el toro no sea noble, el miedo, los gritos, la suerte de matar”...
Hélène Parmelin, en “Picasso en el ruedo” (Plaza y Janés, 1961)
Vía: Joaquín Albaicín
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