Leo en la página de la editorial Bellaterra :
La figura de Manolete siempre me hace sentir el peso de su ausencia. Adulado por unos, sobre todo después de que su muerte trágica en el coso de Linares, en 1947, le elevara a los altares del martirologio; abroncado y vilipendiado por otros –en particular por los escribas y guardianes del templo de la corrida– Manolete, alias El Califa, todavía sigue fascinando y perturbando. Me da la impresión de que ha habido escaso interés por su persona y demasiado por lo que aparentemente encarnaba: las viejas fatalidades de la guerra civil, el héroe culto de un país exangüe, el inventor de una tauromaquia ascética y patética, a costa de algunos «trucos», según el decir de algunos…
Después de reunir datos e informaciones, me puse a la tarea, un poco temeraria, de conjeturar lo que Manolete habría podido decirnos si hubiera tenido tiempo y ganas de cruzar la barrera de su silencio. He intentado reproducir su voz, adentrarme hasta donde me ha sido posible en el misterio de su fragilidad señorial, remontarme hasta la fuente de su exigencia mortal.
F. Z.
La "fragilidad señorial" de Manolete de la que habla el autor.
ResponderEliminarBien dicho. Con él ocurre lo mismo que con Joselito.No dejan indiferente a nadie que estudie o se interese con voluntad rigurosa a la tauromaquia. Y no solamente por su muerte en la plaza. Cieertos toreros no se pueden olvidar por lo que tienen de ejemplares. Aquí el heroísmo enlaza con lo mítico. Es inevitable
Yo creo, además, que Manolete representó muy bien el espíritu de su generación, una seriedad siempre cercana y confundida con la tristeza.
Saludos.
Por motivos de edad no vi a Manolete, tengo de el las referencias de lo documentales y lo que he podido leer, a mi de Manolete como de todos los toreros lo único que me interesa es el torero, su vida privada, no me interesa para nada, es decir en el caso de Manolete sobre los dimes y diretes de la Guerra Civil, si me puedo interesar de lo que se diga, ya sea de un torero o de mi vecino, ahora que su cara sea seria o sorriente me da exactamente igual, una vez dicho esto voy a dar mi modesta opinión sobre el torero: Si Manolete estuviera todavía entre nosotros, que podía ser (hoy tendría 93 años) yo creo que se hablaría de el, pues como un buen torero que fue y nada más, el ejemplo lo tenemos con Pepe Luis Vázquez que afortunadamente lo tenemos entre nosotros (89 años) y se le recuerda como lo que fue, un gran torero y nada más.
ResponderEliminarDigo con esto, que la muerte de Manolete y como se produjo a influido mucho en la leyenda del personaje, y en la creación del mito, porque muy distinto hubiese sido que Manolete hubiera muerto en accidente de trafíco, y el Manolete torero era el mismo pero hoy después de 63 años no se hablaría de el de la misma forma,
Cordiales saludos de Víctor Sánchez
He enviado un segundo comentario. No aparece publicado y no sé si lo han recibido ustedes.
ResponderEliminarSaludos.
Por favor, vuelve a mandar ese segundo comentario ya q no lo hemos recibido
ResponderEliminarUn saludo
Un torero no es sólo su concepto de la tauromaquia, su dominio de la técnica. No es un especialista.
ResponderEliminarEs también su manera de estar, su compostura. Y la expresión es un factor nada desdeñable. La seriedad de no es un asunto menor en uns disciplina, en sí misma tan severa, como la tauromaquia.
El recuerdo que tendríamos de él, de Manolete, sería muy distinto, e indudablemente inferior en grandeza, si hubiese sido hombre de ademanes descompuestos. Si su elegancia hubiese sido ensombrecida por momentos de vulgaridad. No es el caso de Manuel Rodríguez y por eso se le recuerda.
Es natural que su muerte en la plaza de Linares condicione la propia imagen que tenemos de él.
No es para menos y es natural cuando de virtudes heróicas se trata. Sin duda ha contribuido a ese carácter ejemplar y mítico con el que muchos vemos al torero, en cierto modo más allá de la Historia, pero sin desmentirla en su esencia.
De su vida privada nada tengo que decir, en eso estamos de acuerdo.
Reciban todos ustedes un saludo.
Siempre que me he cruzado en Sevilla con Pepe Luís, me he preguntado ¿como es posible, que este TORERO no vaya permanentemente en hombros por las calles de Sevilla?. Si a Pepe luís lo hubiera matado un Miura, de los muchos que toreó (gracias a Dios no pasó)estariamos hablando a diario del genio.
ResponderEliminarPrescindiendo de su manera de estar, su compostura, su seriedad, su estoicismo, su vergüenza torera, su espada, su elegancia y de otras muchas virtudes que sin duda tuvo, tampoco hay que olvidar lo negativo que aportó: su toreo de perfil, de muleta retrasada, de codilleo, etc. pero sobre todo, su “José Flores Camará”, con el que la figura del apoderado pasó a ser uno de los prebostes de la tauromaquia que empezó, para bien de su torero, con exigencias hasta entonces desconocidas, siendo la más nefasta la de entrar en las ganaderías y primero opinar, luego escoger, después exigir y, por ultimo, “mandar” en los ganaderos y … ¡de aquellos polvos vienen esto lodos!
ResponderEliminarLupimon