viernes, febrero 20, 2009

"Don Joaquín" (François Bruschet )

Vía Pgmacías:
De vez en cuando es conveniente tirar para atrás para ejercitar la memoria, y recordar con emoción a quien ejerció con dignidad, independencia, valor y maestría la crónica y crítica taurina. A ver si acaso cunde el ejemplo incluso entre aquellos que hasta a veces se atreven a mancillar su nombre.
En recuerdo y homenaje del maestro Joaquín Vidal, ahí va la reproducción de la entrevista realizada por Francois Bruschet publicada en su día en la web camposyruedos.com
“Don Joaquín”No es difícil, para cualquier aficionado que haya visitado España y sus ferias, encontrarse con un periodista taurino en alguna parte, ya sea en un bar, saliendo de la plaza o en el metro. Es muy fácil empezar a hablar con él e intercambiar puntos de vista en estas circunstancias. Algunos de los más conocidos toman parte en tertulias en algunos hoteles de lujo, el mismo día tras la corrida. Paradójicamente, el más conocido, el más leído y el más admirado y controvertido de los críticos de hoy se autoexcluye de este círculo de actividades. Algunos de sus colegas – que no se distinguen precisamente por su deontología profesional – se sienten obligados, año tras año, a denunciar sus excesos y sus rarezas, soslayando, por otra parte, las cuestiones taurinas más importantes. Es importante tener en cuenta que rara vez concede entrevistas y jamás ha sido visto relacionándose con los toreros o gente del toro. Hay miles de historias sobre él, cada cual más sorprendente. Hay abundantes rumores, intentando dar una imagen de él como de un monstruo, apestado, irracional, corto de entendimiento y hostil. Se ha llegado a decir de él que esta criatura insociable no iba a las oficinas del periódico, ya que le disgustaba la compañía de otras personas. Se dice que escribe las crónicas de las corridas de Madrid en un garaje apartado, cerca de la plaza de las Ventas, antes de mandarlo por fax al periódico donde, se supone que, es el jefe de la sección taurina ¡Qué cuadro más extraño, qué figura más triste! Sin embargo, debo confesar que la incisiva pluma de Joaquín Vidal fluye siempre con buen humor y me ha proporcionado gran placer durante años. A pesar de esta siniestra reputación, me sentía incapaz de resistir a las ganas de conocerlo más profundamente.
La primera persona que encontré, que conocía a Vidal y me habló de él, fue un compañero suyo, Carlos Manuel Pereletegui. Durante una tarde memorable, en una preciosa ciudad como Salamanca, Carlos Manuel me habló de amigos y publicaciones comunes. Siguió hablando cariñosamente de sus colaboraciones en un periódico nacional, “El País”, radicado en Madrid. Cuando le comenté que el crítico de “El País” parecía un amargado me replicó con una amplia sonrisa : “No, Joaquín no es, de ninguna manera, un amargado. Todo lo contrario, es un buen aficionado”. Marisa Arcas, que recientemente ha formado parte del equipo de “El País”, me ha hablado de los amplios conocimientos y del buen humor de su nuevo jefe, además de su gran profesionalidad. Jorge Laverón, que hizo su aprendizaje bajo los ojos vigilantes de Vidal, recuerda algunos hechos memorables que pudieron llegar a provocar daños irreparables y que sin embargo no pasaron de ser anecdóticos. Se organizó una reunión para mí, una vez que la edición del día siguiente ya se había cerrado, para que yo pudiera hacerme mi propia opinión sobre este “aficionado”.
Ante todo, merece la pena decir que Joaquín Vidal fue amistoso y agradable. Le hizo mucha gracia cuando le conté la imagen que teníamos de él, a partir de las diferentes historias suyas que se contaban. Ya conocía la mayoría de ellas, a excepción del rumor que le describía como uno de los mayores accionistas del periódico. Ésta es la explicación, dada por algunos, para que siguiese permaneciendo en el periódico, a pesar de las numerosas presiones y campañas contra él. Ante todo, debe decirse que el tono general de sus escritos denota su apasionamiento, en contraste con la frialdad del resto, los “taurinamente correctos”, que desafortunadamente es el estilo en boga de la mayoría de escritores que trabajan en el mundo de los toros, hoy en día.
Nunca deja de sorprenderme lo que dice la gente!. Cuando se fundó El País es verdad que se ofrecieron acciones. Esto sí que fue cierto, pero fue exclusivamente como una muestra de cortesía. De esto a describirme como uno de los propietarios del diario, eso no se tiene en pie. En lo concerniente a mi propia independencia dentro del periódico, déjeme decirle una cosa. Durante muchos años escribí una columna en la contraportada. Con el estilo de un columnista, ofreciendo comentarios sobre noticias escribí, en términos generales, sobre todo tipo de asuntos. Cuando la guerra del Golfo estalló, “El País” tomó una clara posición editorialista. En mi columna expresé exactamente la opinión contraria. Nadie del periódico me hizo jamás comentario alguno, nunca tuve sensación de la más mínima presión, ni escuché ninguna protesta.Lo mismo puedo decir en cuanto a la sección taurina. Obviamente, si me tengo que meter con un torero, o al revés, quedaría como alguien con una rabieta de niño contre él o como un ferviente partidario suyo y las cosas no hubiesen seguido por el camino que han tomado. El problema es que algunas personas pueden llegar a sacar conclusiones generales de lo que pueda decir en una determinada crónica. Cuando, tras una corrida concreta, escribo que fulano estuvo desastrosamente mal es solamente un comentario de ese evento particular, en un momento dado, no es una sentencia sobre la dirección que un individuo está siguiendo, o de su carrera, o de sus cualidades fundamentales. Es verdad que algunas personas tienen problemas en aceptar esta idea. El problema se incrementa cuando hablas de las “figuras”, cuando son devaluadas por la pobre calidad de los animales a los que se enfrentan. Hay gente que cree que la he tomado con Ponce, o Joselito, pero esto no es verdad. Fui uno de los primeros en hablar bien de Ponce, cuando se encontraba en sus albores de novillero, aún antes de que los periodistas de Valencia le hubiesen descubierto. Lo mismo sucede con Joselito. Y ¿qué está pasando hoy en día? Cuando les veo torear lo hacen con animales que están la mayor parte del tiempo en el suelo y parecen incapaces de mantenerse de pie. Todas las tardes es lo mismo. ¡No les puedo poner en un pedestal cuando están la mayoría de las tardes matando toro inválidos!Hay algo de verdad en la historia del garaje cerca de las Ventas. Por razones prácticas y buscando un poco de paz y tranquilidad, hace años me presentaron a los propietarios de un conocido garaje. Yo sólo voy ahí para escribir mi crónica, que me lleva unos veinte minutos. Poco a poco fui intimando con estas gentes. Un día me prestaron una vieja máquina de escribir, con unas extrañas teclas. Cuando ya he escrito mi crónica me voy directamente a mi despacho del periódico, ya que soy el responsable de editar la sección taurina completa y todo lo que contiene. Por tanto, puede usted comprobar que esas personas que dicen no verme en la oficinas del periódico, o no saben o están mintiendo. Soy, probablemente, una de las personas que más tiempo permanece allí. Como tengo la total responsabilidad de la sección taurina, he seleccionado personalmente a todos los corresponsales, excepto el de Barcelona, que parece estar haciendo un buen trabajo. Mi primer colega fue Jorge Laverón. Mientras pienso en esto, creo estar en lo cierto si digo que, de los críticos de Madrid, sólo Jorge, Vicente Zabala sr. y yo han frecuentado las gradas de las Ventas desde su niñez”.*Háblenos de su niñez y de cómo se acercó al mundo de los toros – Aunque nací en Santander, siempre he vivido en Madrid, donde mi padre asistía a todas las corridas de las Ventas. Me llevaba con él desde que tuve cuatro años de edad. Mis recuerdos de aquel tiempo tan lejano están muy borrosos. Mi padre nos dejó cuando tenía catorce años. Esto me apartó de los tendidos durante un tiempo. Pero tras unos meses, volví a frecuentar la plaza de nuevo y llevé a muchos amigos. Algunos, consiguientemente, se hicieron buenos aficionados también. Al mismo tiempo, me hice gran aficionado al teatro y un visitante asiduo a los de Madrid. También leía intensamente. Y esto continuó hasta que me casé y empecé a ejercer mi carrera profesional. Me considero un crítico que critica. Pero también un crítico sensible. Siempre he querido mantener un interés y un respeto a la fiesta, así como mi afición por ella. El problema con el estado actual de la misma es que están ocurriendo cosas absolutamente intolerables. Es totalmente inaceptable que los toros se caigan, pero el público de hoy ya no reacciona ante esta situación. La empresa saca un animal débil y mutilado, que es masacrado en varas y nadie dice una palabra. ¡Hombre, esto es un espectáculo totalmente repugnante!*¿Y cuál cree usted que es la causa del debilitamiento de los animales? – Honradamente, no tengo ni idea. No creo que se pueda culpar al campo de la escasez de casta brava. Y sigo insistiendo en que no creo que las caídas de los toros se deban a falta de casta. Déjeme explicárselo. Fijémonos en una vaca lechera. No hay nada que tenga menos casta que ua vaca lechera. Soltemos esta vaca en una plaza y seguro que no se caerá. Mugiría, saltaría al callejón o hasta se tiraría al suelo, pero no se caería. Sin embargo, las caídas de los toros de lidia son comunes, constantes y ocurre en la mayoría de las plazas casi sin excepción y no es por falta de casta ¡Es un fraude! No me pregunte qué tipo de fraude, porque no lo sé. Añada a esto que estos toros flojos acuden al caballo, a veces repiten y algunas veces hasta derriban. Éstos no son signos de falta de casta, porque sí que quieren pelear, pero no pueden.*En “El País”, raras veces se hacen entrevistas a toreros o celebridades taurinas ¿Por qué? - Porque todos somos profesionales y nuestro trabajo es suministrar noticias. Hoy en día, los taurinos no tienen nada que decir. No tienen las cualidades pintorescas de antaño. Si nos subiésemos a ese carro particular ¿qué ocurriría? Los taurinos vendrían y nos darían muchos y grandes abrazos, diciendo que aman a todo el mundo y que todo está perfecto. Este tipo de periodismo no me interesa. Con respecto a los lectores...no quiere esto decir que no entrevistemos cuando se presenta la ocasión o cuando unas determinadas circunstancias nos hacer creer que puede ser interesante hacerlo. Este año, por ejemplo, he entrevistado a Fernando Cuadri y el año pasado a Jaime de Pablo Romero. Y déjeme que le cuente algo más. Lo que pasó con la Fundación Pablo Romero refleja la falta de sinceridad y de honestidad de los taurinos. En los tiempos en que los toros de Pablo Romero salían mansos, el propio ganadero pensaba que yo la había tomado con él. Varios taurinos se tomaron la molestia de extender la idea de que yo tenía algo en contra de Pablo Romero ¡hasta que le odiaba! Lo único que estaba diciendo era la verdad de que sus toros estaban saliendo mansos Una vez más, todo tipo de cosas fueron dichas contra mi! Todas las personas de derechas dicen que soy de izquierdas. Todas las que son de izquierdas que soy de derechas. Para gente felizmente casada, con vida familiar, yo era un divorciado. Para gente divorciada, yo era...no se qué. Siempre la misma historia. Estoy encasillado en todas las categorías, desde el peor de los anarquistas hasta un santo, tipo San José. Algunas personas quieren hacer creer que estoy clamando porque llegue el fin del mundo...pero volviendo a Pablo Romero, cuando necesitó ayuda me fui a Sevilla, a su ganadería, a hacerle una entrevista. Le demostré mi apoyo a la Fundación Pablo Romero en las columnas de “El País” ¿Y qué hicieron los taurinos en estos tiempos difíciles del ganadero, esos mismos que daban abrazos a Pablo Romero en otros tiempos? ¡Absolutamente nada! Ni levantaron un dedo por él. Ni los taurinos, ni aún menos sus colegas, los ganaderos. Me comunicaron que fueron ustedes, los franceses, los que más apoyaron el proyecto.*Por lo tanto, entonces usted permanece significativamente apartado de la gente del mundillo taurino – No, en verdad, no...Estoy en buenas relaciones con varios de ellos, pero tiene usted que comprender que son relaciones profesionales. Sería una gran equivocación tener una relación de amistad con ellos. Cuando tengo que relacionarme con el jefazo de un importante banco o con el Director de la Compañía Telefónica, no entablo una estrecha amistad con él. Yo estoy en mi papel de periodista y ellos en el de directores de sus empresas.*¿Cómo considera usted la evolución del público de Madrid y que opina de los ataques al tendido 7? – Parece que el público de Madrid está evolucionando negativamente. En el tendido 7 hay algunos imbéciles pero, en general, los aficionados del tendido 7 y su lucha por la verdad e integridad es excelente y por tanto, yo salto inmediatamente en su defensa. Afortunadamente, gracias al público del tendido 7 (y algunos, pocos, de los tendidos 8 y 4) se mantienen los niveles mínimos exigibles en el ruedo de la primera plaza del mundo. Pero el día en que consigan que desaparezcan las voces del tendido 7 – y ese día llegará desgraciadamente – podrá usted decir ¡adiós a la plaza de Madrid! La Ventas se convertirá en otra plaza parecida a Valencia o a Benidorm. Es muy triste escuchar a los taurinos y sus lacayos comentar que el público del 7 no tiene respeto a los toreros. En un partido de fútbol, cuando el balón entra en la portería es gol. Y eso es todo. El equipo que marca más goles gana el otro pierde. No hay discusión. Pero en los toros es bastante más distinto y el público tiene un gran papel que jugar en el espectáculo. Cuando un aficionado grita “el pico...” a un torero, está haciendo un comentario sobre su forma de torear. No existe, de ninguna manera, falta de respeto a un ser humano. La prueba es que si el citado torero corrige el uso del “pico” y comienza a torear “como Dios manda”, el mismo aficionado, un instante después gritará “olé...”.Esta es la esencia de este espectáculo: las palmas y los pitos. La fiesta es lo que el público juzga que es : bueno, malo o regular. Esta es la razón por la que es esencial que el público se exprese. Aquellos a los que les gustaría que el público se mantuviese callado, como si fuesen una masa anodina, están defendiendo las posturas corruptas de una parte interesada.*Como resumen, ¿cuáles son los toreros y ganaderos que más le han impresionado a lo largo de su carrera? – Hay muchos y sería imposible nombrarlos a todos. De los ganaderos, tengo una grata memoria de Graciliano Pérez Tabernero. La ganadería que más me ha impresionado es la de Isaías y Tulio Vázquez. Victorino, en mi opinión, es el mejor criador de toros. El mal momento que pasó aún sigue siendo un misterio para mí. Pero, todavía, creo que es el mejor. Sabe más de toros que todos los toreros y todas las empresas juntos. Es también impresionante en el tema del toreo. Era un buen aficionado antes de ser ganadero. Dicho lo anterior, cuidado con Victorino. Tiene una personalidad verdaderamente apasionante. Cuando me enteré de su compra de los “patas blancas” de Barcial le pregunté el por qué de su elección, y me contestó que “cuando un toro tiene una personalidad externa tan acusada como ésta, tiene que haber casta en su interior”. Luego le pregunté por qué no había comprado la ganadería de Concha y Sierra y me juró que la única razón fue que había llegado demasiado tarde.Con respecto a los toreros, ha habido muchos también pero, sin lugar a duda, yo diría que Antonio Bienvenida. Es el que ha interpretado el arte de torear de la manera que yo lo hubiera hecho. Recuerdo haber visto en Madrid verdaderos monumentos al arte de toreo realizados por este hombre.Y con esta sentencia nos retiramos de nuestro anfitrión quien, con un toque de humos final, nos rogó que “no nos olvidásemos de relatar a nuestros lectores la manera tan cortés con que nos había recibido y que en ningún momento había dado muestras de mal humor o agresividad hacia sus entrevistadores”. Y yo estoy muy contento de poder confirmarlo aquí. Joaquín Vidal es realmente tan buen aficionado como Carlos Manuel Pereletegui me había dicho. Pero, sobre todo, después de esta reunión nos quedó la impresión de haber contactado con un gran profesional, con un periodista de primer orden, cuyo talento no se limita solamente a nuestra pasión compartida de los toros. Hace tres o cuatro años me encontré por casualidad, durante la feria de San Isidro, con un conocido crítico español. Hablamos sobre la feria y sobre temas taurinos, mientras disfrutábamos con unas copas de manzanilla. En esos momentos, los aficionados y periodistas con libertad de expresión estaban siendo atacados por los taurinos. Pregunté a mi amigo lo que pasaba de las presiones ejercidas sobre el crítico de “El País”. Con un sentido del humor típico de Madrid, mi amigo contestó : “¿De verdad? ¿Los taurinos están amenazando a Vidal? ¿Y por qué?-Por lo que está escribiendo, claro, ¿por qué si no? - Pero los taurinos no leen lo que Vidal escribe -Posiblemente no, pero ¿está usted seguro? - Pues claro que no leen a Vidal. De todas formas, aunque le hubiesen leído, son demasiado estúpidos para entender el castellano castizo de don Joaquín”

2 comentarios:

  1. ¡Cuánto echamos de menos a Vidal, François! Gracias por volver a poner la entrevista.

    Un abrazo.

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  2. Intertesantísima esta entrevista. Todo un documento.

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