Antoñete , en todas sus etapas, pero de modo muy patente en su vuelta de los años ochenta, del pasado siglo, consistía en dejarse ver, el llamar al toro sin miramientos, sin dilaciones , por inteligencia, de forma natural, le situaba en el terreno apropiado y en la distancia justa, espaciada(1), perfectamente medida, para coger al toro, de largo o en corto, para recogerlo, para llevarlo y sacarlo, al estilo clásico, con tersura, mimo, cadencia y ritmo. Un retorno al toreo eterno que volvió con Antoñete y que se mantuvo con César Rincón, y que parece haberse ido para siempre; pues esas distancias en los cites incomodan a la tauromaquia actual.
José Campos Cañizares "La pasión por la vida y los toros de manuel Bayo " - Encuentros en Catay Nº 29 2015-2016
(1) "Distancia para dejar ver al toro, distancia para dejar venir al toro, distancia para traerse toreado al toro hasta el mismo epicentro del toreo que es el lance. Distancia para que el toro vea y observe, distancia para que el toro vea y observe objetivos, distancia para que el toro pueda lucir su bravura"
Antoñete en Javier Manzano " Antoñete. La tauromaquia de la movida"
Foto inferior : Campos y Ruedos
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