martes, diciembre 15, 2015

Sobre Fermín Rivera (Gastón Ramírez Cuevas)

Cuando el aficionado ve a un torero que se entrega con valor, que torea largo, seco y templado, completando todo y con un trazo rondeño envidiable, vuelve el fervor popular y se piden las vueltas al ruedo. Eso pasó hoy con Fermín Rivera, el sobrino de Curro Cumbre y nieto del maestro Fermín Rivera, protegido de Armilla El Grande.
Fermín no tuvo suerte con sus toros, ambos carecían de fuerza y bravura, mas ahí estaba un coleta que jamás vende espejitos ni cuentas de vidrio. El matador potosino nos regaló quites por fregolinas, chicuelinas modernas, trincherazos, lasernistas, cambios de mano, y tremendos muletazos aguantando y gustándose. Le hablo a usted, querido lector, de lo que es el temple y el toreo sin trampas; le quiero describir el calvario de un torero que pide un toro bravo y repetidor, no un bovino lastimero.
¿Qué es la elegancia? ¿Qué es la maestría? ¿Qué es el sitio? ¿Qué es el pundonor? ¡Pues lo que nos da Fermín Rivera cada tarde! Hay que verle cargar la suerte y pasarse al toro por la faja sin mancharse el vestido. Decía el gran Félix Borrell Vidal (F. Bleu para los entendidos): “Pero como el momento era hermoso, era emocionante, y no entraba en él para nada la astucia ni la mentira, sabía siempre a nuevo y nadie se cansaba de admirarlo.” Y eso lo decía de don Luis Mazzantini: ¡Cuánto le hubiera gustado a don Félix un tipo como Fermín, que tiene percha de figura y las mismas cualidades!
Foto: : Aplausos
Aquí la crónica completa de  Gastón 

México: Fermín toreó, Luque se alivió y Sergio porfió

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