Ver
en la corrida una manifestación de la crueldad humana demuestra un
desconocimiento total sobre el público que acude a las plazas. Para
los aficionados, la Tauromaquia es un ceremonial solemne, el triunfo
de la vida sobre la muerte, del arte y la inteligencia sobre la
fuerza brutal. Éste es su significado fundamental. La amenaza de la
muerte, simbolizada a través del toro, se transfigura merced al arte
del torero. Lo que se muestra en el ruedo es la comunión entre la
vida y la muerte, la celebración de esta pareja esencial que subyace
tras toda existencia y que se refleja en otra pareja que baila sobre
el albero. La noción de crueldad es ajena al mundo taurino: nadie
acude a la plaza para ver sufrir al toro, sino para verlo combatir
contra un hombre tan bravo como él.
Foto: Gaston Bouzanquet
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