viernes, septiembre 06, 2013

Feria de Valladolid, días 4 y 5: Adolfos, Mexico, lluvia y “falta personal” (Santi)



Fui a los toros el miércoles y el jueves y esta vez no voy a entretenerme en dar demasiados detalles, tan solo algunas impresiones. El día 4 nada más llegar a la plaza las primeras personas que me encuentro son a Adolfo y su hijo, estaba contento con lo de Soria aunque nada me anticipó de lo que íbamos a ver. Lo que vimos fue un buen encierro de presencia, en líneas generales y cuatro toros más bien sosotes, un cuarto toro excelente – cómo metía la cara – y un sexto que fue totalmente desperdiciado por Adame del que enseguida hablaré. De los otros dos toreros cabe decir que da gusto la seguridad, firmeza y aplomo que transmite Ferrera en la plaza, más allá de lo que pueda gustar cómo torea, pendiente de la lidia en todo momento, firme en todo momento, un toreo al que se le ve en sazón y con sitio. De Castaño no puedo decir lo mismo, no lo vi ni firme ni seguro, al contrario que su estupenda cuadrilla, todos sabemos, creo yo, que es de lo mejor que ahora mismo se puede ver en la plaza, que estuvo en esta ocasión bien, aunque sin los alardes a los que nos tienen acostumbrados los Adalid, Sanchez, Galán, Tito Sandoval… No me explico por qué este torero sea como sea el toro, se empeña siempre en torear en el tercio, a veces amaga con irse a los medios, pero enseguida vuelve a ese terreno, donde buena parte de sus lotes empiezan a defenderse y perder recorrido, por eso mismo y por obligarles poco.

En cuanto a Joselito Adame ¿qué decir? Sé que en Madrid anduvo bien con un toro, aunque solo lo se por referencias, yo no lo vi. De lo que si he visto puedo escribir: Adame no es Gaona, ni Arruza, mi padre siempre me cuenta aquello de “desde que torea Arruza, Manolete está que bufa”, no, tampoco es Armillita, ningún Armillita, no. También es probable - no sé lo que toreó en Madrid - que no haya visto nunca nada parecido a un Adolfo (igual me equivoco), desde luego de los que vinieron a Valladolid no hizo vida: su primero, un toro sin mucha sal, pero que ciertamente no le quitaba la vista de encima a Adame, no supo por donde “meterle mano”, me dio la impresión de que el muchacho estaba sudando tinta, impresión que confirmó el hecho de que en su primera entrada a matar pinchara… ¡En el suelo!, luego encontró al toro, pero la estocada apenas había penetrado la piel y la punta de la espada salía por el costado trasero de horrorosa manera, extrajeron rápido el acero y al final consiguió matar de mal modo. En su segundo, junto con el cuarto el mejor toro de la tarde, creo que aún le duraba el susto y a pesar de que este sí, tenía fijeza en la muleta y metía bien la cara, fue incapaz de sacarle un pase decente. De lo visto desde luego, no cabe pensar que, de momento, pueda seguir los pasos ni emular a tan ilustres predecesores.

De la corrida con el hierro de Parladé de ayer a la que acudí con cierta reticencia, aunque acompañado de mi hija que quería ver a Padilla, al que profesa cariño desde el año pasado y que salió esta vez encantada con El Fandi (esta claro que no tenemos los mismos gustos, pero ya se sabe que entre mil aficionados hay mil opiniones), debo decir aunque esto sea, Javier, impropio de nuestras habituales opiniones, que en líneas generales, muy buenos toros, sin una presencia excesiva, pero sí bien armados (máxime para lo que estamos acostumbrados en mi pueblo), resultaron toros nobles, varios con cierta casta y solo alguno especialmente justo de fuerzas, vimos que con ellos se hicieron buenas faenas en lo que les cabe a estos toreros. El Fandi cuando corre menos pone meritorios pares de banderillas, su estado de forma es excelente, eso está claro, Padilla ya sabemos que se arrima en los alardes, pero no cuando torea y El Cid torea tan pinturero como despegado. Hay que decir que El Fandi en su estilo (tiene que haber de tó) tiene sitio en la plaza y está pendiente de la lidia y se le ve seguro, además dio dos estocadas estupendas. Como cabía esperar orejas a tutiplén y a un toro se le dio la vuelta al ruedo, el quinto, un poco excesivo y ya eran ganas, porque en ese momento ya diluviaba.

Sí, porque al final del tercer toro y cuando El Fandi iba a matar comenzó a llover: los abonos de sombra comenzaron a levantarse de sus localidades sin esperar a que entrase a matar, distrayendo al toro, así que Fandi tuvo que esperar a que la burguesía adocenada de Valladolid en pleno, se resguardase, subiendo a las vacías gradas superiores: antes en la entrada se nos recordaba que estaba prohibido abandonar la localidad durante la lidia de cada toro, ahora nadie recuerda ni la norma, ni la educación, ni sabe que si te mueves en tu localidad puedes estorbar y de hecho estorbas, la faena, o tempora o mores!

Lo de la “falta personal” no es porque estemos en pleno eurobasket, no, la cosa es que a la de Adolfo no creo que fuesen 3000 personas (la plaza tiene unas 11.000 localidades) y quizá 4.000 a la de ayer, ni un tercio de entrada ninguno de los dos días: está claro que falta personal y falta afición, aunque en Valladolid se ha creado un grupo nutrido llamado “Juventud en los toros” que animan un poco la cosa, pero en fin. Lo cierto es que cuando se hizo la plaza de Valladolid, hace más de cien años, la ciudad no tendría ni 100.000 habitantes, segurmanete muchos menos, no me he molestado en comprobar el dato y si se hizo tal plaza sería porque se pensaba en llenarla, ahora la ciudad tiene más de 300.000 y ocurre esto, da verdadera pena, otra vez en latín: sic transit gloria mundi.


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