sábado, abril 22, 2006

Yo aplaudí a Enrique Ponce, dos veces

Yo aplaudí a Enrique Ponce, dos veces, y a Mariano de la Viña tres, porque le cuentan las dos anteriores, esto de los toros es un enigmático mundo que no deja de sorprenderte a cada segundo que pasa, y a veces hasta te emociona, salió el cuarto de la tarde, inválido perdido, fue devuelto a los corrales y como dice el tópico, no hay quinto malo, si bien era cuarto bis, de justa presentación, empujó fuerte al caballo y salió suelto, y nadie se hacía con el, pegaba arreones, de manso llaman a estas acometidas en linea recta, , con el capote puso en serios aprietos, por tres ocasiones al de Chivas, se vencía por el pitón derecho, una de ellas primorosamente rescatado por Morante, cambio de tercio y llega la hora de Mariano de la Viña, que lidió como sólo los ángeles saben, echando el capote adelante, y con suavidad lo desplazaba largo, “Lazarillo”, que así se llamaba el toro criado por D. Fernando Domecq, metió la cabeza abajo, y empezó a perseguir esos trapos que le presentan. Suenan clarines y timbales, sale al ruedo con un trozo de tela roja el torero de la mentira y la superficialidad y torea profundo y de verdad, inicia la faena poderoso, doblándose por bajo, saca el toro pa’ fuera alargando con templanza la embestida del que pastaba en “La Moheda de Zalduendo”, y remata con un precioso cambio de mano. Se sitúa en el centro del ruedo, echa la muleta adelante, y presenta al toro la panza de la misma, liga una buena serie, repite con la diestra, presenta el medio pecho, pata “palante”, panza de la muleta, y con suavidad baja la mano acompasando la embestida de Lazarillo, lo lleva largo, gira sobre su propio eje y liga, muy largo, muy hondo, muy profundo, liga de nuevo, remata con el de pecho y cambia de mano el trapo, la cosa se desinfla, baja de kilates, ligado, largo y templado pero presentando el extremo exterior de la tela roja, pico lo llaman, vaciando por ocasiones, se adorna con un molinete, un cambio de mano y alguna superficialidad inevitable, lo pincha por dos veces y deja una estocada entera. Como da dos vueltas al ruedos, aclamadas, no pude por menos que aplaudir cada vez que pasó por delante de mi localidad. Bravo torero ha estado usted bien, incluso aunque se me tache de triunfalista, que no me importa porque lo soy, me atrevo a decir que algo mejor que bien.

Mereció la pena, hacerse todo el viaje lloviendo, con los nervios de que llegues allí y se suspenda, comimos en La Venta del Alto, cafelito en los alrededores de la plaza, antes de entrar leo que han echado para atrás dos toros, tiemblo de temor al petardo ganadero, y no decían que el nuevo reglamento evitaba esos transportes innecesarios, presagio en la conversación una corrida mal presentada, descastada y blandita, por suerte me equivoqué de cabo a rabo, y pa’ dentro y a las seis media, se inicia el paseíllo, de nuevo ensuciado por los fotógrafos, Ponce, de Zaíno y Oro, Morante de Barro y Oro y Perera, en su presentación en el coso maestrante, de Benemérita y Oro.

Primero de la tarde, primer puyacismo eterno, segundo puyazo y Ponce lo coloca en suerte para un tercero, protestas en las gradas, y antes de que el toro acuda al caballo, Enrique lo impide ante el clamor popular, el toro quedó crudo, y solicita los carnés al personal, su matador inicia la faena, saca el documento de lidiador, lo somete por bajo y con poder, atempera la embestida, cuando hay que sacar el carnet de Torero (apreciese la mayúscula), no se acopla y lo guarda para lo ya contado.

Segundo toro, para el de La Puebla, como un guardia, sale pidiendo documentación, nadie se la presenta, se cabrea, cabecea y para no terminar como un colador se rinde, en el quinto de la tarde a renglón seguido de la obra de Ponce, decidió el sevillano pegar la espanta’, para que se hable de Morante, aunque sea mal, pero hasta para estar mal, hay que hacerlo bien, quiero decir y a ver si no me lío, que hay que saber no querer ,y ni eso supo.

Por último, mi torero, no me tapo, Miguel Ángel Perera, está en plena decadencia, a pesar de su juventud, su primero fue el peor toro de la corrida, mal presentado, fue manso de libro, pidió el carnet de lidiador, el de Puebla de Prior presentó el de pegapases, el toro para demostrar que de esto no sabe ni la madre que lo parió, se tragó la muerte de pie como un toro bravo. En el último estuvo la catástrofe de mi torero, que conste que continua mi apuesta, desilusionado pero esperanzado, horroroso, toreó descargando, pata atrás, enganchones, pases de pecho en serie, y clavó los pies en la arena, para que el toro estuviera por allí cerca, ojedismo lo llaman los que vieron a Paco Ojeda, en resumen mal, en declive.

Posdata: Dedico esta reseña a D. Jesús Martínez Moraga, joven aficionado albaceteño, poncista confeso, si bien el poncismo, como cáncer de la Tauromaquia contemporánea merece capítulo aparte. Es importante no confundir el poncismo, como movimiento artístico, de lo expresado, el viernes 21 de abril de 2006, en La Plaza de Toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla por el líder intelectual de dicho movimiento, Don Enrique Ponce Martínez.

3 comentarios:

  1. Estupenda reseña.
    Ayer "me colè", leì lo indicado por "mundochoto" y "burladero.es" y pensè que estàbamos ante otra superficial faena de Ponce, eso sì, con bonitos adornos. Pero me equivoquè y me alegro por ello.

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  2. Si hasta los cabales lo contais asi, habrá que creérselo. Eso sí yo estoy contigo en lo que dices del poncismo.

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