lunes, diciembre 21, 2009

“Retos de futuro de la producción de ganado de lidia"( Antonio Purroy Unanua)

-a lo largo del siglo XX hemos asistido a una dulcificación del temperamento de los toros, que ha sido más acusada en las 3 ó 4 últimas décadas
- Un animal manso y sin fuerza, que se cae constantemente y al que hay que someter forzosamente a la injuria innecesaria del picador y de las banderillas, no hace sino levantar un sentimiento de crispación primero y, de pena después, en los espectadores ante el sufrimiento injusto de un animal totalmente desvirtuado e indefenso
-Y no sólo por ello, sino porque el verdadero aficionado demanda el auténtico toro bravo con pujanza y agresividad, que consiga trasladar emoción y riesgo a los tendidos. No hay que olvidar que las faenas cumbres de la historia de la Tauromaquia se han realizado siempre con toros que además de belleza y de arte han propiciado emoción y riesgo.
- los taurinos tienen la responsabilidad de mantener la Fiesta, reclamando para ello el verdadero toro bravo que es el mayor activo de la misma.
-El futuro de la ganadería brava se debe asociar al futuro de la Fiesta y el futuro de ésta va a depender fundamentalmente de la existencia del auténtico toro de Lidia, que es un animal correctamente criado, íntegro en sus defensas y posibilidades, bravo en el caballo, noble en la muleta y que vende cara su vida hasta el momento de la muerte al final del último tercio
-Pero lamentablemente, estamos asistiendo a menudo desde hace bastante tiempo al fenómeno contrario: los ganaderos se ven obligados a producir el tipo de toro que demandan las “figuras” y sus representantes, que no es otro que un animal suave y noble y por tanto sin raza y sin fuerza, que no produce riesgo ni emoción.
-Los toreros y sus mentores huyen de los toros problemáticos, es decir, de los encastados, de los que repiten, de los que tienen fuerza y movilidad, aunque sean bravos y con nobleza encastada.
-¿Seguirá el público asistiendo a las plazas?
Sí, mientras el espectáculo que se ofrezca sea auténtico, haya emoción y riesgo y se produzca arte. Para ello, sólo es necesario un toro bravo de verdad y un torero con sentimiento, es difícil pero factible. El posible fraude debe ser desterrado.
-Tengamos bien presente que el verdadero enemigo de la Fiesta se encuentra dentro de la misma y que no es otro que la desunión entre los diferentes estamentos de la misma y la transigencia en el fraude de la pérdida de casta de los toros, y en el enriquecimiento rápido de los que manejan el “cotarro” taurino.
Que los ganaderos sean conscientes que cuando sus toros se caigan por la pérdida de bravura y de casta por exigencias de ciertos “taurinos”, entonces todos se volverán contra ellos, especialmente aquellos que un día les exigieron el desvirtuamiento de los toros que no tendrán inconveniente en poner a los toreros y al público en su contra.
Foto: David Cordero

2 comentarios:

  1. Mas claro el agua.

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  2. Y esto amigo Javier lo dijo Antonio Purroy en conferencia a la Union de Criadores de Toro de Lidia y no han aprendido nada

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