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Un abrazo
JAVIER VILLÁN :
“Yo no sé si es verdad que el cartero siempre llama dos veces, pero los toros sí. Y a la segunda vez que la cornada llamó a las puertas del corazón gigante de Miguel Angel Perera, éste se las abrió de par en par y acabó, grave, en la enfermería. Cumplimiento de una funesta premonición que se había manifestado en el primer toro de una tarde con olor a cloroformo; al entrar a matar al segundo fue prendido y Perera quedó visiblemente dolorido y con un güevo al aire.
Aunque los tendidos estaban fríos cundió la alarma al ver al matador retirarse a la enfermería. Sólo volvió la calma y las certezas cuando, a la media hora, Miguel Angel Perera abandonó el hule y las manos de los doctores y volvió al ruedo. Aún quedaban cuatro toros y en el transcurso de su lidia ocurrieron muchas cosas. Tantas que permiten considerar esta corrida como la más pura expresión áspera y solanesca de los horrores que puede llevar dentro la Fiesta de los toros: sangre, amenaza y heroísmo. Miguel Angel Perera redimió una tarde sin excesivos fulgores con el brillo definitivo y metálico de la sangre y la cornada
“Yo no sé si es verdad que el cartero siempre llama dos veces, pero los toros sí. Y a la segunda vez que la cornada llamó a las puertas del corazón gigante de Miguel Angel Perera, éste se las abrió de par en par y acabó, grave, en la enfermería. Cumplimiento de una funesta premonición que se había manifestado en el primer toro de una tarde con olor a cloroformo; al entrar a matar al segundo fue prendido y Perera quedó visiblemente dolorido y con un güevo al aire.
Aunque los tendidos estaban fríos cundió la alarma al ver al matador retirarse a la enfermería. Sólo volvió la calma y las certezas cuando, a la media hora, Miguel Angel Perera abandonó el hule y las manos de los doctores y volvió al ruedo. Aún quedaban cuatro toros y en el transcurso de su lidia ocurrieron muchas cosas. Tantas que permiten considerar esta corrida como la más pura expresión áspera y solanesca de los horrores que puede llevar dentro la Fiesta de los toros: sangre, amenaza y heroísmo. Miguel Angel Perera redimió una tarde sin excesivos fulgores con el brillo definitivo y metálico de la sangre y la cornada
Hoy a la salida de la plaza he hablado con un aficionado , médico de profesión , cuyo primer comentario respecto a la corrida de ayer ha sido idéntico al tuyo.
ResponderEliminarEsperemos que el torero se recupere en breve y sin complicaciones de ese "tabaco fuerte".