Hace exactamente un año, en la mañana del dia de Los Magos,
en Jeréz de la Frontera, en la mismísima puerta de la pescadería vieja, al
ladito de Casa Manolo, vi a unos niños jugando al toro. Eran cuatro o cinco y
manejaban engaños a su medida. La verdad es que predominaban las muletas, pero
al menos, habia un capote. Toro no habia. El niño mas pequeño se negaba a
serlo. Él tambien queria ser Morante de la Puebla. La "corrida" duró
lo mismo que nuestro almuerzo. Hubo quites, faenas "arrematadas" y
algunos empujones entre los diestros que pugnaban por hacerse con el único
capote. No se cortaron orejas, nadie dió la vuelta al ruedo, pero el toro
imaginario fue indultado con todos los honores. Los espectadores satisfechos al
terminar el festejo, nos dimos cuenta de que gracias a ese ratito tan raro y
escaso en estos dias, teniamos treinta o cuarenta años menos.
JUANSINTIERRA
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