"Hay que preguntarse cómo hemos llegado hasta aquí en tan poco tiempo", dice José Manuel Errasti, profesor de Psicología de la Personalidad en la Universidad de Oviedo. Desde hace años, el primer día de clase, Errasti plantea a sus alumnos un dilema moral: ¿quién prefieres que muera en una corrida de toros, el toro o el torero? "Empecé a hacer esta pregunta convencido de que encontraría algún caso llamativo de alguien que prefiriera la muerte del torero. Al principio eran unos pocos, pero la proporción ha ido aumentando y en los últimos dos o tres años, prácticamente el 90% de los alumnos ya dicen que prefieren la muerte del torero antes que la del toro", cuenta el profesor. "No podemos ignorar que estamos ante un grave problema social".
El propio Errasti señala dos factores que explican la evolución del animalismo. Por un lado, lo que llama el "mito de la naturaleza", una reinvención idílica del medio natural construido, dice, por jóvenes de ciudad que "jamás han pasado una noche en el bosque, en la selva o en el desierto pero sí se han inventado un nuevo concepto de animal con una supuesta esencia de pureza, autenticidad y carente de maldad". Por otro lado, una educación emocional que desde la infancia nos ha presentado a los animales como iguales a nosotros. "El Pato Donald es un ser humano, Pluto o Mufasa también. Disney ha conseguido que la gente vea seres humanos en los animales que nos rodean porque si en las Patoaventuras salieran patos en un estanque volando unos metros y comiendo hierbajos, los niños se aburrirían como ostras".
- ¿Sabe que eso de "aburrirse como ostras" es una expresión especista, verdad?
- Definitivamente el animalismo que se plantea como ideología política ha llegado al delirio, sentencia el profesor Errasti.
(...)
. "En el animalismo actual hay una respuesta emocional e inmadura aprendida de la publicidad que finge tener un argumento racional pero que realmente ofrece una visión banal del mundo, con categorías cursis de Disney, y que sólo puede darse en el ámbito de una ciudad, en el contexto del yogur helado, los likes, los peluches y la mascotita".
En ese escenario que dibuja Errasti se explica que ya haya en España 13 millones de mascotas, más perros que niños menores de 15 años. "El descenso de la natalidad ha ido acompañado de un aumento de la mascotidad", dice el profesor de Psicología. "Los animales están sirviendo para tener hijos de la forma más light, sin responsabilidades, hijos que nunca te van a criticar y con los que puedes fantasear una relación humana significativa, aunque no lo sea para nada".
El propio Errasti señala dos factores que explican la evolución del animalismo. Por un lado, lo que llama el "mito de la naturaleza", una reinvención idílica del medio natural construido, dice, por jóvenes de ciudad que "jamás han pasado una noche en el bosque, en la selva o en el desierto pero sí se han inventado un nuevo concepto de animal con una supuesta esencia de pureza, autenticidad y carente de maldad". Por otro lado, una educación emocional que desde la infancia nos ha presentado a los animales como iguales a nosotros. "El Pato Donald es un ser humano, Pluto o Mufasa también. Disney ha conseguido que la gente vea seres humanos en los animales que nos rodean porque si en las Patoaventuras salieran patos en un estanque volando unos metros y comiendo hierbajos, los niños se aburrirían como ostras".
- ¿Sabe que eso de "aburrirse como ostras" es una expresión especista, verdad?
- Definitivamente el animalismo que se plantea como ideología política ha llegado al delirio, sentencia el profesor Errasti.
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. "En el animalismo actual hay una respuesta emocional e inmadura aprendida de la publicidad que finge tener un argumento racional pero que realmente ofrece una visión banal del mundo, con categorías cursis de Disney, y que sólo puede darse en el ámbito de una ciudad, en el contexto del yogur helado, los likes, los peluches y la mascotita".
En ese escenario que dibuja Errasti se explica que ya haya en España 13 millones de mascotas, más perros que niños menores de 15 años. "El descenso de la natalidad ha ido acompañado de un aumento de la mascotidad", dice el profesor de Psicología. "Los animales están sirviendo para tener hijos de la forma más light, sin responsabilidades, hijos que nunca te van a criticar y con los que puedes fantasear una relación humana significativa, aunque no lo sea para nada".
Vía Rodrigo Terrasa: Animalismo enfurecido: la disparatada lucha por los derechos de tu mascota
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