EDUARDO GAVÍN
La antigua Universidad de Salamanca es hoy, nuevamente, un Studium Generale. La Universidad decana de España escupe en la losa histórica de su lema: Omnium scientiarum princeps Salmantica docet («Los principios de todas las ciencias los enseña la Universidad de Salamanca»)
Lástima, porque el moto de todas las universidades herederas deja de tener sentido en las manos y el poco seso de un Rector que, durante unos meses en sus ochocientos años de historia, le ha tocado sufrir a la pobre USAL (así la llaman, como si fuese un portaviones de McArthur). El señor Rector, al que me permito no dispensar trato de Magnífico, ha decidido, vestido con trajecito anodino y tras unas gafas rojas, acabar con la molestísima Cátedra de Tauromaquia. Además, en un gesto inaudito para un letrado castellano desde por lo menos el abogado de Viriato, ha devuelto la dotación otorgada a la Hacienda del Rey Montoro.
Acabar con la dicha cátedra no es nada que sorprenda, viniendo de un rector que se muestra descorbatado en su web personal. Menos aún cuando se jacta de sus muchos grados y puestos de docencia. O cuando expone, orgulloso, sus muchas referencias que no muestran una línea investigadora (sino que es el típico cajón desastre en el que cae quien debe mucho a sus colaboradores). Acaba por ser obvio el porqué al hablar de «l@s compañer@s» en su biografía. Un rector no tiene compañeros en su propia universidad y nunca habría de tener compañer@s y ser, a la vez, catedrático y rector.
Me ha encantado el artículo. Completamente de acuerdo con su descripción del tal Magnífico Rector, o lo que sea.
ResponderEliminarGracias.