porque la verdad es que la corrida de
los lisarnasios de doña María fue una espléndida lección de que todos los
prejuicios hay que dejarlos en casa cada vez que se va a los toros, porque la
novillada de hoy de Madrid ha sido un regalo para el aficionado, lo mismo en
presentación, que ha sido pareja y equilibrada, que en comportamiento, que ha
sido marcado por la casta pero también por la franqueza en la embestida, con su
poco de mansedumbre -y esto no se dice ni mucho menos como nota negativa-, por
la manera en que han rebatido ese lugar común de la frialdad de lo de Atanasio
en los primeros tercios, y por la pena mora de que no hayan caído en otras
manos que los hubiesen lucido más y les hubiesen dado más fiesta, que en esta
vida hasta para ser novillo hay que tener suerte.
(…)
A la finalización del festejo la
bondadosa afición venteña, a quien algunos interesados quieren pintar como
ogros furibundos, aplaudió con sinceridad al conjunto de los cascones haciendo
salir al mayoral a saludar. Yo disfruté una barbaridad con esta corrida, pero
creo firmemente que esto que han traído dentro los novillos no es, ni mucho
menos, lo que de ellos esperaban quienes los compraron. Desearía fervientemente
estar equivocado
José Ramón Márquez – Aquí la crónica completa
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