El
argumento que suelen emplear los responsables de la injusticia es así
de sibilino: De acuerdo;Raúl Sánchez puede con los
toracos, pero en cuanto le sacas uno de almíbar, al estilo de los
que utilizan las figuras, no sabe qué hacer con él y fracasa. Lo
cual es el colmo del cinismo, puesto que la proposición hay que
hacerla exactamente al revés: son las figuras las que están
obligadas a torear el toro con fortaleza, edad y en puntas, no Raúl
Sánchez el torucho del fraude.
En mi modesta opinión, el contraste que plantea Don Joaquín, es meramente retorico. Torear es simplemente torear toros, por la misma razón que operar, es operar seres vivos. Si no hay toro es como si no hay paciente. Operar o torear maniquís, ni es torear, ni es operar, es como mucho, simular.JUANSINTIERRA
ResponderEliminarNo hay más que ver la cara del torero parece un personaje de un grabado de Goya.
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