miércoles, julio 08, 2015

Sobre la tarde de López Simón en Pamplona

 De un lado, una corrida de apabullante descaro de Jandilla y Vegahermosa, los Borjas Domecq padre e hijo ganaderos. Nobleza, tan de jandillas, pero ramalazos de dureza. Y resabios de la edad: cuatro toros cinqueños. Había que estar delante, ponerse, aguantar y jugarse la piel. De otro lado, el valor sin cuento ni sombra de renuncio de Alberto López Simón.
(...)
No se esperaba tanto escaparate de Jandilla ni se imaginaba nadie que un torero de acreditado y no solo supuesto valor como López Simón pudiera llegar a gobernar la situación con tanta autoridad, tan rico temple, tanto ajuste y tanta fuerza. La verdad de lo que entre profesionales se llama el toreo de bragueta: de dejarse rozar seda y alamares por afiladísimas puntas en muletazos de mano baja, y también en los estatuarios, que abrieron faena como una traca.
Sostener el ritmo de esa primera traca no fue sencillo. Pero el torero de Barajas, tan desmedrado y desatado como sereno, hizo fácil lo difícil y hasta lo imposible: encajarse con el toro y asentarlo, ligarlo por derecho, traérselo adentro con suavidad sorprendente –ni un tirón en faena de exuberante abundancia- y, sin perder la calma, embalarse. La ebriedad del toreo revelado que, de pronto, se sintió el amo del circo.
A la entrega correspondieron las peñas tórridas de tendidos y andanadas de sol con una pasión que en Pamplona estalla de particular manera. Al final del tobogán, toreo de rodillas que hizo las delicias de todos, un desplante casi temerario, una voltereta sin consecuencias, una tanda de mondeñinas y una estocada con vómito. El toro más caudaloso y noble de la corrida, pero el mejor toreado de los seis. Fue faena en terrenos mínimos: en la distancia precisa –el sitio, la colocación- y sin tropiezos ni pausas. Muy redondo.
Esa desgana tan de Pamplona al soltarse el sexto de la corrida que sea –estragos del sol, que calentó no poco, y de las copiosas y bien regadas merendolas- se vio revuelta con la aparición del sexto, del hierro de Vegahermosa –con un goterón se Fuente Ymbro, probablemente-, que, bizco pero descaradísimo, largo, hocicudo y ligeramente ensillado, volvió contrario de salida, tomó capa con franqueza, se empleó en el caballos –dos puyazos de Tito Sandoval magistrales por su tino y su mesura-, persiguió en banderillas y descolgó en la muleta con estilo bueno, elástico. Toro de progresiva fijeza, imantado, toreado con desmayado dominio.
Seco muletero López Simón: seco garbo, la compostura rígida de los toreros que se postulan verticales y solo verticales, pero sueltos los brazos. Corazón para cruzarse sin titubeos. La misma firmeza a toro parado que a toro revuelto. A toro franco que a toro rebrincado. Todo pasó de nuevo en un palmito solo de arena. Y ahora la estocada sin vómito, arriba, cobrada con limpia fe. Se volcó la gente. Nuevo en el palco el nuevo alcalde de Pamplona –representante de una coalición cuatripartita de izquierda de vario color- y estreno de fortuna. No fue de regalo ninguna de las tres orejas. Botín merecido.

Barquerito

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Incuestionable. Esa es la palabra que resume a la perfección la tarde del joven madrileño en la primera de las corridas de San Fermín 2015. Un rapapolvo de valentía e ideas claras que hace temblar a más de uno en sus casas. ¿Qué pensarán los “Gs” al ver cómo ha estado este torero hoy en Pamplona, ante el TORO de Estafeta? ¿Se atreverán a batirse en duelo ante semejante huracán? ¿O preferirán seguir de tapados y “cierracarteles” entre compadreos y caricias? 

Borja González en Pureza y emoción

Foto: Javier Arroyo para Aplausos

1 comentario:

  1. Vaya temporadon que lleva este gran torero, ligado a la provincia de Guadalajara, concretamente a Irueste. Cortando rabos en Francia y siendo el triunfador de la feria de Pamplona, a al que fue después de romper con sus apoderados. Supongo que ahora no le faltaran novias.
    Eso sí, las figuras huirán de él como los gatos del agua.

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