Tararean los metales
Unísonos y amarillos
Sobre la primera brisa
De limpio azul su vestido
Sin la toca blanca
Tararean intranquilos
Con sus capas y tricornios
Y el caballo y los avíos
Y las mulas tintinean
sus campanillos
De oro viste el sol reinante
A los tres poetas, ceñidos
Sus platas en el albero
Tararea el verduguillo
Bajo la manga
Un óvalo de ojos, tinto
Canta al aire su trapío
Y el engaño embiste limpio
A las dos pistolas fieras
De frente, su brillo
¡Qué sabrá él,
lo que lleva a su espalda!
Y el poeta tiene el oro
Con su mirada al tendido
Y la mano sobre su trapo.
Y él con su traje corinto
En su cuero negro
Y las pistolas blancas
¡Qué tan de cerca pasan!
Y el tercer metal, encendido
Anuncia en pie la muerte
El aire aguarda quieto
Y los soldados tararean
El puñal al cinto
¡Y él con sus dos pistolas,
Unísonos y amarillos
Sobre la primera brisa
De limpio azul su vestido
Sin la toca blanca
Tararean intranquilos
Con sus capas y tricornios
Y el caballo y los avíos
Y las mulas tintinean
sus campanillos
De oro viste el sol reinante
A los tres poetas, ceñidos
Sus platas en el albero
Tararea el verduguillo
Bajo la manga
Un óvalo de ojos, tinto
Canta al aire su trapío
Y el engaño embiste limpio
A las dos pistolas fieras
De frente, su brillo
¡Qué sabrá él,
lo que lleva a su espalda!
Y el poeta tiene el oro
Con su mirada al tendido
Y la mano sobre su trapo.
Y él con su traje corinto
En su cuero negro
Y las pistolas blancas
¡Qué tan de cerca pasan!
Y el tercer metal, encendido
Anuncia en pie la muerte
El aire aguarda quieto
Y los soldados tararean
El puñal al cinto
¡Y él con sus dos pistolas,
En las manos!
Arde el sol engallado
Con sus ojos embebidos
El silencio suda y se cuadra
Arde el acero en su brillo
Y el del oro, por su diente
Arde en la suerte el novicio
Con sus dos pistolas pálidas
Rozando pasa su filo
Y su traje negro, ardiente
En su mancha caído
¡A cuestas va con su plata!
Arde el albero por su agonía,
Arde el óvalo enfebrecido,
Y el oro entre pañuelos blancos
arde en su engaño subido.
¡Que sabe él de esos triunfos!
Tararean los areneros
El paseillo de su oro
Y el ovalo tararea
El mediodía sanguino
Que sale por la puerta grande.
Arde el sol engallado
Con sus ojos embebidos
El silencio suda y se cuadra
Arde el acero en su brillo
Y el del oro, por su diente
Arde en la suerte el novicio
Con sus dos pistolas pálidas
Rozando pasa su filo
Y su traje negro, ardiente
En su mancha caído
¡A cuestas va con su plata!
Arde el albero por su agonía,
Arde el óvalo enfebrecido,
Y el oro entre pañuelos blancos
arde en su engaño subido.
¡Que sabe él de esos triunfos!
Tararean los areneros
El paseillo de su oro
Y el ovalo tararea
El mediodía sanguino
Que sale por la puerta grande.
Natalia Fernández
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