En el mes de agosto del 2015 saltaba la noticia a la palestra; el exdiputado de Asuntos Taurinos de La Diputación Provincial de Valencia Isidro Prieto compra parte de las vacadas de las ganaderías de Hros. Del. Excmo. Sr. Conde de la Corte y Dña. María Olea Villanueva, representadas por aquel entonces por Luis Guillermo López Olea, desde la finca “Los Bolsicos” situada en el término municipal de Jerez de los Caballeros (Badajoz) hasta la finca “Los Almudes” situada en el término municipal de Dos Aguas (Valencia), viajaron unos cien animales, vacas con sus rastas y sementales, el revuelo fue tremendo, haciéndose eco de la noticia todos los grandes rotativos taurinos.
Hay que recordar que estas ganaderías son emblemáticas de nuestra cabaña brava, que es la sangre matriz del denominado toro moderno, han tenido siempre un gran protagonismo en las distintas ferias más importantes de España y Francia, si bien, es cierto, que por desgracia de un tiempo hacia aquí se ha ido olvidando. Sobre el año 2018 la representación de la vacada “condesa” cambia de manos, haciéndose con las riendas de las ganaderías Agustín López Olea y más directamente su hijo Guillermo, los cuales se pusieron en contacto con Isidro y volvieron hacia “Los Bolsicos” unas treinta vacas, siendo en la actualidad unas veinte vacas y dos sementales los que pastan en “Los Almudes”.
El poder realizar este reportaje fue por la invitación que recibí para poder ver un tentadero en “Los Almudes”, por parte del aficionado practico Sergio Romero “El Meliquero”, el cual tento dos animales, ayudado por otro aficionado practico Maraya y los hijos de Isidro. Terminado el tentadero tuve la oportunidad de hablar con Isidro padre e hijo los cuales me contaron los devenires ganaderos. El motivo fundamental de hacerse con parte de la vacada “condesa” fue que por aquel entonces, las vacas y algún semental acabasen en el matadero, ya que las cosas en esta ganadería pintaban muy mal y ellos debido a una afición desmedida, no dejaron de desaprovechar la oportunidad que se les presento, ya que poseen una finca la cual es suficientemente grande como para albergar la cantidad de vacas que adquirieron, evidentemente tuvieron que acondicionar la finca antes de que llegase en ganado, pues la finca se dedica principalmente a la caza.
Tras aclimatarse el ganado, lo cual duro unos meses, fueron retentando y tentando vacas, el que más hizo esta labor fue el torero valenciano Román Collado, haciendo algún tentadero el también torero valenciano Jesús Chofer y algún aficionado práctico amigo de la familia, como de hecho fue el tentadero al que fui invitado. Al ir realizando los distintos tentaderos, comprobaron el fondo de bravura que tiene esta ganadería, realizando en el caballo unas emocionantes peleas y en la muleta se les pudo realizar unas faenas, en las cuales las vacas, en su mayoría, no demostraron estar “curradas”, mostrándose con poder, nobleza y esa transmisión, que en muchas ocasiones se echa en falta cuando uno está sentado en el tendido de una plaza, ósea, ser nobles sin estar tontas.
Otro hecho que comprobaron, de primerísima mano, es lo duro que puede llegar a ser el atender una vacada, no solo el dar de comer todos los días o el realizar los distintos saneamientos, sino lo que es el campo y la dureza de la naturaleza en sí. Como ya he dicho la finca está dedicada a la caza y en esta se realizan monterías, pues hay cabras montesas, los cuales cuando llega la época del apareamiento miden sus fuerzas, para saber cuál es el macho dominante y trasmitir sus genes a su aren, pues bien, uno de estos machos, tras perder en la batalla, se refugió en uno de los cercados con las vacas, este comía y pastaba a la vera de estas, un buen día, o mejor dicho malo, cuando el macho perdedor fue cogiendo fuerzas, tras la derrota, la emprendió a cabezazos con las vacas, como si quisiese demostrar quién es el que manda, por desgracia mato ocho vacas, llegando a partir los cuernos a una de ellas, evidentemente el problema lo solucionaron al eliminar al intruso; suceso este que no lo olvidaran nunca.
El próximo mes de agosto, hará seis años de la llegada del ganado a la finca, tiempo este en el cual han disfrutado de tener una de las sangres más emblemática de la cabaña brava y al mismo tiempo el comprobar lo duro que es la crianza del toro bravo, llegando a la conclusión, que llegaran hasta donde puedan y que disfrutaran en familia de esta bonita afición que el destino les ha puesto en sus manos, eso sí, pensando con la cabeza todas las decisiones que se tengan que tomar y que ojala la ganadería del Conde de la Corte recupere el sitio en nuestra querida Fiesta Nacional, que nunca debió de perder, sintiéndose orgullosos de haber contribuido en la medida de sus posibilidades a que esta ganadería tan mítica perdure en el tiempo.