Os
voy a contar una historia , quizás detrás de ella este la causa por
la que he dedicado mi vida al toreo ,corría el año 1964 , mi padre
toreaba esa tarde en Las Ventas ,con un novillero apodado El
Satélite……
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Era domingo y llovía…mi padre ensimismado y extrañamente
circunspecto, oteaba desde la ventana como el “chirimiri”
empapaba el suelo del patio. Se respiraba un ambiente anormal esa
mañana en mi casa y mi intuición infantil me decía que algo tenía
que ver con aquel vestido, caña y plata ,que mi padre acababa de
colocar meticulosamente sobre una silla….la chaquetilla encajada en
el respaldo de la silla , la taleguilla con los tirantes , la camisa
bordada ; el fajín , el corbatín y el añadido dentro de la montera
, las medias “rosas” con sus ligas , las zapatillas con sus lazos
y el vistoso capote de paseo todo colocado en exacto orden inverso a
como unas horas después presencie como se vestía.
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¿Papa para que es ese vestido? Le pregunté.
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Para que mamá, Raúl y tú comáis, así nos ganamos la vida en esta
casa, respondió….
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¿Eres un payaso?.... No, papa es torero y toreo hoy en Las Ventas.
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Atónito vi como en silencio y sin prestarme atención se enfundo el
caña y plata, un buiyck de nueve plazas con estribos vino a
recogerle y salí a despedirme a él agarrado de su mano, rodeado de
la admiración de todos mis amigos del vecindario.
-
Pasaron, no sé cuantas horas, el tiempo tiene otra medida para los
niños hasta que el timbre de la puerta, me sobresaltó, abrí y vi a
Cayetano, el portero, en la puerta, balbuceando me preguntó por mamá
y entonces me fijé que entre sus manos llevaba el caña y plata de
mi padre, solo que lleno de barro y de sangre. Recuerdo extraño en
ese extraño viaje en metro en brazos de mi madre desde la estación
de Estrecho a la de Ventas…me veo mirando las miradas de
desconocidos compadeciendo el llanto nervioso de mi madre conmigo en
sus brazos. Llegamos a Ventas de noche, y subiendo las escaleras para
salir del metro y entre oscuras tinieblas, la vi por primera vez,
monumental y misteriosa, no pude entre la curiosidad y el miedo
apartar los ojos de ella hasta que doblamos por Bocangel donde estaba
ubicado el antiguo sanatorio de toreros.
Al
día siguiente el diario Dígame publico estas fotos de la cogida de
mi padre con el siguiente texto.
“ESTABA
EL SUELO MOJADO….Un agua mansa desbravaba la fiesta. Era el agua de
San Mamés olorosa a linimento y alirones. Era el agua de una tarde
metida en ciabogas.
De
los castoreños colgaban esos lagrimones morriñosos que destilan las
tejas de los curas galaicos. Sobre la sangre derramada, sobre el
morrillo hecho gajos de un toro picoteado con inquina, las gotas
chapoteaban con un sordo rumor desagradable. Como chapotean los
mosquitos veraniegos en las badinas y los juncales.
Habían
soplado la orden de garapullear, de buscarle las cosquillas al
novillo, y Fernando Galindo se escupió los dedos- los dedos
chirriados por el chirimiri - , unto de mucina los arpones , cito sin
retoricas y se fue al encuentro ,que hilvana o enhebra , según
pinten los hados.
Estaba
el suelo como vela de regato: traidor. Cayo el alfil, humillo su
testa el bruto, corrieron los compadres. Después de la cornada, y
antes del nublado que niega las luces, aun se encaro el alfil con su
enemigo ,afeándole sin palabras el juego sucio .TU NO ME HAS
COGIDO….ESTABA EL SUELO MOJAD0.”