Seguimos con los diferentes subtítulos del pregón del Bolsín Taurino de Ciudad Rodrigo escrito por André Viard
ECONOMÍA Y ÉTICA
Ante semejante situación, no vale esta esquizofrenia del mundo taurino que por un lado reivindica legítimamente sus valores esenciales a través de sus filósofos, y por el otro sigue inmerso en una deriva ultra liberal opuesta al generoso discurso de los primeros.
La crisis que padecemos es a la vez económica y moral.
Por lo tanto, debemos buscarle soluciones dentro de una reflexión global que desemboque en una reestructuración del modelo económico de la Fiesta así como en una acción política y mediática de gran envergadura en la cual todos tenemos nuestra parte de responsabilidad.
Hay que racionalizar nuestra postura bajo el doble punto de vista ético y económico.
Que los filósofos abarquen en sus estudios la realidad económica, y que los actores económicos del mundo taurino pongan en práctica la necesaria ética que todos y cada uno debemos observar si queremos cambiar para bien el rumbo de la Fiesta y su imagen de cara al exterior.
Se plantea a nivel mundial la necesaria moralización de un capitalismo salvaje que ha llevado a la crisis que padecemos.
¿ Piensan que el mundo taurino puede prescindir de semejante reflexión ?
¿ Piensan que el mundo taurino puede disertar sobre su ética sin reflexionar sobre la ética de su economía ?
Si se hunde el sistema económico, y en varios sitios se vislumbran señales muy inquietantes de que esto pueda ocurrir, se hundirá también la ética y prevalecerá más aún el egoísmo que siempre favorece a los que nos quieren erradicar; acentuando la impresión que se tiene desde fuera de la Fiesta, tachada de ser un mundo picaresco y tramposo ajeno a la modernidad.
La Fiesta será fuerte si es respetable, si es justa en el reparto de las riquezas que produce y si es conforme a su impecable ética que, en teoría, puede servir de ejemplo para nuestra sociedad.
Los tiempos cambian, y si queremos que la Fiesta siga siendo un ejemplo para todos, debemos reencontrar sus valores esenciales y actuar como le pedimos al torero que lo haga en la plaza : con honradez y pundonor, anteponiendo el valor de su obra al interés personal.
Ya sé que esta forma de actuar no corresponde a lo que vemos cada día en una sociedad enferma por su afán de lucro y por la productividad que lo justifica todo.
Pero la Fiesta es grandeza.
Es más : sin grandeza no hay Fiesta.
Ante semejante situación, no vale esta esquizofrenia del mundo taurino que por un lado reivindica legítimamente sus valores esenciales a través de sus filósofos, y por el otro sigue inmerso en una deriva ultra liberal opuesta al generoso discurso de los primeros.
La crisis que padecemos es a la vez económica y moral.
Por lo tanto, debemos buscarle soluciones dentro de una reflexión global que desemboque en una reestructuración del modelo económico de la Fiesta así como en una acción política y mediática de gran envergadura en la cual todos tenemos nuestra parte de responsabilidad.
Hay que racionalizar nuestra postura bajo el doble punto de vista ético y económico.
Que los filósofos abarquen en sus estudios la realidad económica, y que los actores económicos del mundo taurino pongan en práctica la necesaria ética que todos y cada uno debemos observar si queremos cambiar para bien el rumbo de la Fiesta y su imagen de cara al exterior.
Se plantea a nivel mundial la necesaria moralización de un capitalismo salvaje que ha llevado a la crisis que padecemos.
¿ Piensan que el mundo taurino puede prescindir de semejante reflexión ?
¿ Piensan que el mundo taurino puede disertar sobre su ética sin reflexionar sobre la ética de su economía ?
Si se hunde el sistema económico, y en varios sitios se vislumbran señales muy inquietantes de que esto pueda ocurrir, se hundirá también la ética y prevalecerá más aún el egoísmo que siempre favorece a los que nos quieren erradicar; acentuando la impresión que se tiene desde fuera de la Fiesta, tachada de ser un mundo picaresco y tramposo ajeno a la modernidad.
La Fiesta será fuerte si es respetable, si es justa en el reparto de las riquezas que produce y si es conforme a su impecable ética que, en teoría, puede servir de ejemplo para nuestra sociedad.
Los tiempos cambian, y si queremos que la Fiesta siga siendo un ejemplo para todos, debemos reencontrar sus valores esenciales y actuar como le pedimos al torero que lo haga en la plaza : con honradez y pundonor, anteponiendo el valor de su obra al interés personal.
Ya sé que esta forma de actuar no corresponde a lo que vemos cada día en una sociedad enferma por su afán de lucro y por la productividad que lo justifica todo.
Pero la Fiesta es grandeza.
Es más : sin grandeza no hay Fiesta.
Foto: David Cordero
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