martes, noviembre 04, 2025

Sepúlveda de Yeltes por J. Porcar

 


En el termino municipal de Castraz de Yeltes (Salamanca) se ubica la finca “Sepulveda” y en esta pasta toda la vacada de la ganadería de “Sepulveda de Yeltes” y es hasta donde nos desplazamos para realizar este reportaje. Esta ganadería empezó su andadura en 1965 año en el que D. Antonio Sánchez de Urbina compra el hierro sin ganado a Doña Dolores Martín Carmona. D. Antonio antes de poseer el hierro, el cual le permitió entran a formar parte de la Unión de Criadores de Toros de Lidia, ya tenia ganado bravo adquirido en 1942 a D. Juan Sánchez de Terrones. Encaste Murube, agregado a la ganadería para refrescarla e intentar mejorarla, como de hecho así lo consiguió en 1967. Un lote de vacas y sementales de D. Atanasio Fernández. Tras el fallecimiento de D. Antonio en 1980 pasa la ganadería a sus herederos, pasando a ser el representante y ganadero de la misma, el cual sigue al pie del cañón D. Iñigo Sánchez-Urbina Chamorro. 


Desde sus inicios esta ganadería gozó de un magnifico cartel. Especialmente en las décadas de los 70, 80 y 90. Las figuras no dudaban en apuntarse a la ganadería para las grandes citas, siendo esta sinónimo de triunfo. Evidentemente todas las ganaderías tienen dientes de sierra como se denomina en el argot taurino y a finales de los 90, D. Iñigo detectó una falta de acometividad en la vacada. Esta se separaba genéticamente de lo seleccionado, tomando algunas medidas, como ser mas escrupuloso y exigente en las tientas. A parte de esto, en el año 2001 decidió refrescar la ganadería adquiriendo un semental de D. Daniel Ruiz, añadiendo en los años sucesivos vacas y sementales de las ganaderías D. Javier Sánchez Arjona, (quiero apuntar que la ganadería de D. Javier Sánchez Arjona ha tenido dos encastes llevados totalmente por separado el de Coquilla y el otro Domecq siendo este ultimo el que elijió D. Iñigo para adquirir reproductores para su ganadería), Conde de Mayalde y mas recientemente un semental de D. Juan Pedro Domecq. 


Para el buen funcionamiento de cualquier ganadería, las personas que están al frente de esta son fundamentales y en este sentido en “Sepulveda de Yeltes” han tenido suerte. Empezaron los hermanos Tapia, Pedro y Gurmensindo, conocido como Sindo. Nacidos en un pueblo en pleno Campo Charro, Martín de Yeltes, pueblo que dió a las ganaderías bravas 14 mayorales en la segunda mitad del siglo XX. Pedro ejercía las labores de mayoral en la finca “Sepulveda”. En esta finca solo estaban los machos, fue un gran conocedor y un magnifico relaciones publicas de la ganadería; su hermano Sindo era el ahijador de la piara de vacas las cuales en aquella época estaban en la finca “La Dueña de Arriba” en Pedrosillo de los Aires, fue un gran profesional y no se le escapaba ningún detalle. Conocía a la perfección todas las vacas y a sus crías, contándome D. Iñigo en una ocasión una anécdota sobre él, Cuando se empezó a implantar el uso de los crotales en las orejas de los becerros para su identificación y saber con seguridad cada becerro a que vaca pertenecía, cuando fue a explicar a Sindo como los tenia que utilizar y porqué, este no reaccionó muy bien ya que el conocía perfectisimamante cada becerro a que vaca correspondía y no le hacia falta el colocar ningún crotal a los becerros para saber a que vaca pertenecían.


Otra de las virtudes de los hermanos Tapia fue el facilitar el trabajo de sucesión en la dirección de la ganadería tras el fallecimiento de D. Antonio ya que estos conocían todos los entresijos de la ganadería y se complementaban estupendamente. No tuvieron ningún inconveniente en ayudar a D. Iñigo en cualquier trabajo de la ganadería, fuese el que fuese, ya que tenían mucha experiencia y mucho mundo visto. Tras la jubilación de los hermanos Tapia quienes estuvieron al frente de la ganadería mas de 50 años; recayó el cargo como mayoral en otro Tapia. Ángel, este en la actualidad esta jubilado y vive en Ciudad Rodrigo. Hay que aclarar que a pesar de tener el mismo apellido no son familia entre ellos. A este le tocó vivir, por decirlo de alguna forma, una de las épocas mas complicadas de la ganadería. Estando como mayoral se redujo la ganadería, pasando a pastar toda la ganadería en al misma finca, “Sepulveda” y con el se empezó a refrescar la vacada con simiente Domecq. Ángel fue un mayoral muy trabajador y comprometido con la ganadería; tras la jubilación de Ángel hubo unos años de impás. Dejaron de lidiar corridas de toros y novilladas picadas. En la pausa que he nombrado, D. Iñigo estuvo buscado gente cualificada y con afición para estar al frente de la ganadería. El proceso no fue fácil y hace ya casi 4 años tuvo la suerte de dar con Carlos Lorenzo, quien tras aprender bien el oficio, ejerce como mayoral, siendo con quien realizamos la visita a la ganadería, teniendo una amena charla la cual les voy a intentar trascribir.


Carlos es vecino de un pueblo enclavado en la comarca de Ciudad Rodrigo llamado Gallegos de Agañan. Tras los estudios pertinentes, empezó a trabajar en el campo con ganado manso, aprendiendo a montar rápidamente y haciéndolo con mucha asiduidad. Al tener afición al mundo de la tauromaquia participa en muchos encierros a caballo por el campo ya que estos son numerosos en la comarca en donde vive. Carlos a pesar de trabajar con ganado manso siempre tuvo la voluntad y el deseo de trabajar con ganado bravo ya que tiene mucha afición, y aprovechando que su padre conoce al padre del antiguo mayoral de D. Javier Sánchez Arjona José; le dijo a este que si tenia trabajo para su hijo en “El Collado” (que es la finca en donde pasta la ganadería de D. Javier Sánchez Arjona), dicho sea de paso muy cerca de la finca “Sepulveda”; D. Javier tras hacerle llegar el recado se puso en contacto con D. Iñigo, ya que sabia que en “Sepulveda” estaban buscando a alguien que se hiciera cargo de la ganadería. A los pocos días el ganadero se puso en contacto con Carlos llegando a un acuerdo y ya son casi 4 años los que Carlos trabaja en esta. 


Evidentemente las primeras semanas fueron novedosas, aprendiendo mucho de los consejos que le iba dando el ganadero, adaptándose de inmediato y bastante rápido ya que al estar acostumbrado a manejar el ganado manso y saber montar a caballo, le resulto fácil el coger el hilo, confesando que las vacas moruchas en ocasiones son más difíciles de manejar que las bravas. Al ir cogiendo soltura en el trabajo y experiencia y ser bastante mañoso, le propuso al ganadero algunos cambios y mejoras en la finca para mejorar el manejo del ganado, construyendo él mismo un cercado pequeño para poder apartar el ganado más rápidamente. Los cercados de “Sepulveda” son bastante amplios y en ocasiones la tarea de apartar alguna res se hacia bastante farragosa. Otra de las mejoras hechas por Carlos ha sido la construcción en los alares de un cercado pequeño en forma de embudo que facilita el poder encerrar el ganado. Y por ultimo, ha construido alguna portera colocada estratégicamente para aprovechar las querencias de los animales para cambiarlos de cercado o alguna tarea similar. Otra de las novedades que ha introducido en la ganadería, en concreto en la piara de las vacas es la de colocar cencerros a varias de estas, en concreto a 8, En la actualidad, hay 2 lotes de vacas y en cada lote hay 4 vacas con cencerro. Estos le permite orientarse tanto a él para buscarlas en los amplios cercados al oír los cencerros, como a los becerros los cuales tras una larga siesta se orientan rápidamente y dan con su madre al instante. Al ser una novedad para las vacas al principio se extrañan pero después se acostumbran y no tiene ninguna problema en llevarlo. 


Otra de las tareas que realiza Carlos en la ganadería es picar a las becerras en los tentaderos. No había picado nunca, y aprendiendo sin ningún problema, y viéndolo claro desde el primer momento, ya que al montar a caballo perfectamente. Si este esta bien domado, tiene buena boca y encima colocan bien las becerras, lo ve fácil. Cuando llegó a la ganadería no había caballo para picar, el último lo quitaron de en medio al tener mucha edad, teniendo que utilizar algún caballo prestado para estos menesteres, por lo que Carlos se puso manos a la obra para buscar un caballo para picar, encontrando un caballo que su antiguo dueño. Un señor mayor lo utilizaba para arar su pequeño campo y quería descaerse de él. Tras cerrar el trato el caballo llegó a la ganadería y Carlos empezó a “domarlo” para que este picara, adaptándose de inmediato ya que casi no hizo ningún extraño cuando le puso el peto y picó la primera becerra. Esta ganadería como he dicho con anterioridad han sido varias las décadas en la que ha estado en la cúspide de las ferias, por lo que nuestro protagonista tras ver los resultados de algún festival lidiado y ver los tentaderos no comprende como no vuelve al sitio que se merece. Carlos cree que el momento que atraviesa es buenísimo, las reses que ha visto lidiar, que no han sido pocas en estos casi 4 años, salen en un porcentaje elevado bravas en el caballo al igual que en la muleta donde tienen esa humillación con transmisión que llega a los tenidos, realizándoles faenas interminables mostrando las cualidades que he dicho mas nobleza siempre y cuando se les haga las cosas bien.


En los años que lleva en la ganadería, por fortuna, no ha tenido ningún percance. Esperemos que continué así, ni ninguna anécdota reseñable, apuntando que de todos las reses que ha visto tentar, hubo dos que antes de tentarlas le dijo al ganadero que saldrían buenas en la tienta y que se quedarían para procrear en la ganadería. Un macho y una hembra. El macho, numero 46 de nombre “Japones”, negro, lo tentó Juan de Félix. En actualidad es uno de los sementales estrellas de la ganadería, a parte de salir extraordinario en la tienta, trasmite sus genes y esa es la finalidad de los sementales. La otra res fue una becerra colorada marcada con el numero 325 de nombre “Huevera”, tentada por Alejandro Marcos. Esta en los alares se arrancaba con facilidad y antes de tentarla Carlos de dijo al ganadero que seria buena en la tienta. El ganadero mostró sus dudas de como saldría ya que no le terminaba de gustar que se arrancase con facilidad, tras la tienta esta fue aprobada pues fue magnifica, recordandole a D. Iñigo lo que le dijo antes del tentadero, a lo que respondió el ganadero en tono jocoso: “siempre hay alguien al que le toca la lotería”.


Tras hablar de estas curiosidades nos despedimos de nuestro contertulio, apuntando que está muy a gusto en al ganadería, le fascina mucho el trabajo que desempeña y encima tiene un trato muy cordial con el ganadero quien le ha facilitado mucho su aprendizaje, calificándolo como muy buena persona, un gran aficionado y conocedor de la ganadería. Sumándome a sus palabras. Esperamos que con el tiempo la ganadería de “Sepulveda de Yeltes” recupere el sitio que le corresponde y que la veamos acartelada en las grandes ferias. No solo con novilladas sin picadores como ha sido el caso de las ultimas dos ferias de la magdalena de Castellón. Que dicho sea de paso triunfó. Sino con alguna novillada picada o corrida de toros.