Pero nada se habla del respeto a la afición de Sevilla, aunque uno no sabe si lamentarlo o felicitarles. Ahí los tienen, Julián López “El Juli”, que con sus trampas y chabacanería torera fue ensalzado como máximo dios del toreo en esa plaza; Morante de la Puebla, al que eligieron como sustituto de Curro, sin que le llegue ni al polvo que sueltan sus zapatos y al que aguantan lo que le aguantan esperando que se parezca al maestro, aunque está visto que a él le importa un pito el estar en la que debería considerar su plaza y su feria; Miguel Ángel Perera, ese dechado de aburrimiento y vulgaridad al que aceptan como torero dominador y poderoso con un ganado dominado y entregado desde la finca; Talavante, que resulta que es casi la reencarnación de Belmonte con su toreo casi suicida, cerrando los ojos a ese destormo distante y sin el más mínimo conocimiento de lo que es la lidia de un toro con dos gotas de casta; y Manzanares, el de los indultos, el artista supremo que torea tan alejado del animal que no da a ganar un duro a las tintorerías aledañas al Guadalquivir.
Enrique Martín - Aquí el post completo-
No hay comentarios:
Publicar un comentario