Vía: último número de Tierras Taurinas dedicado a la suerte de varasAl no reencontrar un centro de gravedad acorde con su ética, la Fiesta padece una severa decadencia tras no haber sabido mantener un equilibrio satisfactorio entre su pasado y su futuro, entre el toro y el torero. Mientras que la ortodoxia del arte del toreo languidece ante un neo modernismo tramposo que sólo posibilita la pérdida de casta del toro, y mientras que Madrid pretende revitalizar el espectáculo a través de cursis actos culturales ajenos a su devenir, el primer tercio, elemento fundamental en la lidia y único referente de la autenticidad del toro y el espectáculo, se transforma cada día en un simulacro con fecha de caducidad próxima […] El objetivo, por el bien común, consiste en promover la revitalización de la suerte de varas para devolverle al toro y, por supuesto, también al picador, el lugar central que siempre han ocupado al lado del torero, hasta que éste tomó las riendas de la Fiesta en su propio beneficio y en detrimento de los primeros, así como del gusto de los aficionados y de la misma Tauromaquia. Nos esperan años muy sombríos si no somos capaces de contrarrestar el desinterés que ya se percibe a tenor de la escasa asistencia de público ; un fenómeno producido por la excesiva previsibilidad de un espectáculo a menudo mediocre que prescinde en demasía de la importancia del toro.
Foto: Barroso, en la cuadrilla de Ordoñez, picando un toro del Conde de la Corte en San Sebastián
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