En los años de la posguerra, la crítica era muy torerista, en los setenta-ochenta se hizo muy torista y, en estos últimos diez años, ha vuelto al torerismo a ultranza. En las crónicas actuales los toreros siempre están bien y a los toros siempre se les achaca el fracaso del espectáculo.
Prefieren estar a bien con el torero y pegar el palo al ganadero porque el ganadero es un señor educado y respetuoso, mientras que una crítica dura a un torero puede crearte muchos problemas y sinsabores,(...). Para ser crítico taurino hay que tener un valor que muchos de estos señores no tienen.
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