Un hito: la vuelta al ruedo en el arrastre para un toro Lagarto, tercero de corrida, sardo de pinta, cuajado, de ancha corona y finas palas, bizquito. Un Lagarto que se comió un caballo de pica en cuanto lo tuvo a la vista: tres veces por derecho, en ataques no tanto al galope como desatados, y recargando sin dolerse al castigo. No todos los puyazos del picador arlesiano Gabin Rehabi fueron igual de certeros, pero todos fueron de piquero valeroso. Brazo de hierro, pundonor.
Marco Leal, matador en turno, sintió el clamor de la gente, supo atenderlo y decidió que el toro tomara una cuarta vara en la contraquerencia, donde se pican los toros de las corridas concurso de Arles, tan célebres. Acudió el toro rampante sin cansarse de pelear. Lo curioso es que después de la tercera vara, y suelto porque nadie lo llamaba, el toro estuvo a punto de saltar la barrera y se quedó colgado de ella un rato.
Un toro particular: bufidos escalofriantes, ataques en la muleta más ásperos que elásticos, un par de oleadas descompuestas y una gana irrenunciable de pelea. Toro de público y de ganadero, por tanto. No se asustó el joven Marco Leal, penúltimo vástago de una larguísima dinastía de toreros del país. Tampoco pudo recrearse. No era toro de hacerle versos ni encaje de blonda. Lo mató por arriba con mucha verdad. Pasó el tiempo, un aviso, un descabello. No dejaron a Marco dar la vuelta al ruedo.
La fiereza de ese tercer cebada no fue exagerada, pero fue.
Barquerito (diario Hoy de Extremadura)
me alegro por cebada gago soy de logroño y es una ganaderia que le han metido mucha caña pues que tomen nota los empresarios tiene que estar en todas las plazas importantes gracias por sacar esos toros y a ver si viene a logroño de una puta vez gracias
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