Habla Victorino Martín (Hijo)
“El Estado no hace nada
ni por nosotros ni por la Fiesta. Teóricamente, es responsable de
una herencia genética única, pero en lugar de protegernos, nos
maltrata. Ayudan a las especies salvajes en peligro de extinción y
por el toro bravo no hacen nada. Europa mantiene sus ayudas a la
producción de carne, aunque no prevé nada sobre la especificidad de
la raza brava… tuvimos complejos a la hora de reivindicar que
teníamos derechos, como si hiciéramos algo amoral. ¡Cuando es
justo al revés! Somos pioneros en el dominio de la selección
animal, mantenemos zonas naturales a bajo rendimiento en estado
salvaje, preservamos el genotipo de nuestro ganado y nos sentimos
orgullosos, a pesar de que no se nos reconoce mérito alguno. Poca
gente da importancia al hecho de criar tal o cual encaste. Mi padre
salvó del matadero al de Albaserrada, pero sólo se le recompensó
una vez que triunfó. Y no las autoridades, sino el público y los
aficionados. La ley actual está inadaptada: no tiene en cuenta la
ganadería extensiva. Para los técnicos europeos, es como si
nuestras reses, que conviven a la fuerza con especies salvajes y son
amenazadas por las enfermedades que éstas contraen, vivieran en
establos. ¿De qué sirve esto de realizar inspecciones sanitarias
dos o tres veces al año, con el trabajo y los gastos que ocasionan,
si no controlan a los jabalíes y los ciervos? Y cuando un animal da
positivo, lo matan y nos indemnizan con el 10% de su valor. Es
ridículo. Deberíamos, al contrario, gozar de las medidas de
protección reservadas para las especies en peligro de extinción. Un
día u otro, probablemente esto suceda, pero mientras tanto, cada año
que pasa, vemos desaparecer ganaderías… algunas únicas. La
familia Sánchez Cobaleda presenció como la suya se iba al matadero.
¡Qué herejía!”.
Victorino Martín en el número de Tierras Taurinas dedicado al encaste encinas
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