-With the raincoat - dijo, soltando una carcajada de risa seca.
Me sorprendió su salida, pues yo no había prestado demasiada atención al relato del taxista e imagine que él todavía menos, tal como iba, rascándose el mono durante el camino, sumido en la necesidad de un pinchazo. Pero, por lo visto, había pegado la oreja de lo lindo, no había perdido detalle de la historia que que el taxista contó en un inglés roto y castizo, genuino de la Ribera de Curtidores. Supuso que yo también era extranjero y, señalando la marquesina de Mc Donald's, el taxista empezó con lo del toro bravo que una vez se escapó de la plaza y fue llegando a la Red de San Luis, cuando el toro se encontró perdido. En esto un torero-medio retirado y que apenas vestía de luces- iba paseando hacia el Retiro y, al encontrarse con el toro, se sacó la gabardina. "The raincoat". Y con "the raincoat" a la manera de muleta, se puso a torear. Fue todo un acontecimiento, los taxistas colaboraron bloqueando la Red de San Luis con sus coches, formando así una plaza de toros en plena Gran Vía. La gente, arremolinada, lanzaba olés y vítores al valiente matador. Hasta hubo uno que se acercó al Casino militar a coger un sable para que el diestro pudiese ejecutar el último lance.
El trompetista quedó asombrado por la historia del toro y yo quedé más asombrado aún de ver al trompetista tan asombrado. Un círculo de asombro que a partir de entonces se iría alimentando. A parir de aquel momento la historia del toro escapado sería nuestro vínculo.
Montero Glez :"Polvo en los labios" (Edit. Lengua de Trapo, noviembre 2012)
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