Sobre Antoñete (Juansintierra)
Estando absolutamente de acuerdo con las tesis que se exponen, me gustaria añadir desde la experiencia del que vivió esos hechos desde el balcón de la Grada del 6, de la plaza de las Ventas, que el toreo de Antonete nacía sobre todo de "la naturalidad". Ver torear a Antoñete era ver a un señor, en el mas noble sentido de la palabra, que andando despacito se colocaba sin provaturas ni aspavientos; sin arrastramiento de "pinrel" ni contoneos "semanasanteros", en el lugar exacto en el que el toro le iba a embestir. Y sorprendentemente siempre le embestia. Sin rectificar terrenos y sin llamar a un zahorí. Ponia la muleta con naturalidad y con la misma naturalidad el toro se le arrancaba. En cada momento de la faena a la distancia distinta que los terrenos, el agotamiento del animal y las circunstancias de la faena requerian. Asi de sencillo y así de imposible.
Otro detalle de la naturalidad de Antoñete se puede ver en las fotos. En todas las fotos se le ve la cabeza. Parece un detalle menor, pero a la casi totalidad de los toreros actuales, su colocación corporal es tan retorcida y tan tumbada que en cuanto la foto no es frontal, parace que el que torea es el hombre sin cabeza de Magrite. La naturalidad en el arte se aproxima mas a la verdad que la barroca y forzada afectación. La afectación es casi siempre el rostro de la mentira. JUANSINTIERRA
Nota; Este comentario de Juansintierra nos lo envió al post "Antoñete en Las Ventas en 1981. El torero de la verdad" de José Campos Cañizares
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