"Salamanca campera, tierra de toros, tierra de toreros. Santiago Martín El Viti es la cumbre más grande del toreo castellano, sobrio, puro y serio. El ejemplo del maestro de Vitigudino fue seguido por muchos.
Paco Pallarés, poco tiempo en activo, fue un torero de enorme clase, un maestro, fallecido recientemente, al que todo el campo charro recuerda con admiración.
Agapito, nombre de torero, Sánchez Bejarano, abrió varias veces la puerta de Madrid. Sánchez Bejarano toreaba de maravilla con el capote, suprema elegancia con la muleta. Buen estoqueador. Bohemio. Nadie se explica cómo toreó tan pocas corridas. En el festejo final del Bolsín de Ciudad Rodrigo, su altiva figura de torero miraba con nostalgia, sin rencor, pasadas grandezas.
Magia
José Ignacio Sánchez deslumbró a toda la afición con un toreo personalísimo, basado en una mano izquierda tocada por la magia del temple.
Ricardo Sánchez Marcos, hombre elegante, fino pintor, pudo llegar lejos, ser una figura, vamos.
Andrés Sánchez, en una línea clásica y campera. Triunfó con fuerza en Madrid y en La Glorieta salmantina.
José Luis Ramos, castigado por los toros, es uno de los más genuinos representantes del toreo salmantino. Pureza, sobriedad, belleza.
El tiempo pasa. En el recuerdo permanece la figura de Luis Miguel Moro, de Vitigudino, como Santiago Martín. De todos los grandes toreros de Salamanca, pocos han toreado y torean como el Moro, Luis Miguel."
Jorge Laverón (publicado en El País el 11.06.2007)
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