"- Èsta no es la fiesta que yo he conocido. Ha cambiado el sentido totalmente. Antes se valoraba un toro por la casta que demostraba en el caballo, por el poder, la presencia y la nobleza. Y a un torero por lo bien que habìa entendido al toro o por el valor y el arte de la faena y de la estocada. Ahora todo se contabiliza en orejas. No importa si la corrida fuera chica y mansa; si se "deja cortar las orejas" se cotiza por buena. Por eso, como lo que cuentan son las orejas, no me extraña que los toreros soliciten las ganaderìas que màs les favorecen y menos les molesten para cortar esas orejas. Es humano. Antes, las cosas se hacìan de otra forma . Era la empresa quien compraba las corridas que màs cartel tenìan. Y los toreros elegìan entre las que habìa. Asì de sencillo. Antes, no iba a ver los toros al campo tanta gente como ahora. Los veìa la empresa al reseñarlos. Ahora, por lo visto, va un señor en nombre del torero para decirle a la empresa y al ganadeo cuàles son los toros que le gustan a èl...Naturalmente, estas cosas pasan porque se toleran. El pùblico de antes no les hubiera consentido a los toreros lo que estàn haciendo ahora. (...)"
Copiado del libro "Viaje a los toros del Sol" de Alfonso Navalòn.
¿No debería decirse "habló" (en su día) en lugar de "habla"? ¡Son unas declaraciones de hace cuarenta años!
ResponderEliminarsi , tienes razón.
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