Y este Alberto Aguilar es pequeño de estatura, no se le reconoce si se le ve por la calle, pero ayer fue el espejo del diestro grande y poderoso, capaz de someter a un toro que plantea dificultades y erigirse en vencedor. Y esa merecida oreja fue el premio a la verdad; a la verdad del valor, del poderío, del arrojo y el pundonor de los toreros auténticos.
Pudo repetir la hazaña en el sexto, que tampoco ofreció facilidades, pero tardó mucho, quizá, en convencerse de que el pitón izquierdo era el bueno; cuando cayó en la cuenta se cruzó al pitón contrario y dibujó varios naturales de excelsa categoría. Media estocada y dos descabellos enfriaron los ánimos, pero ahí quedó la gesta de un valiente artista.
Antonio Lorca
Un torero con valor y verdad si señor, a mi siempre me ha parecido que todo lo hace con verdad, lo más importante. Le pone ganas que es lo que le falta a otros muchos toreros. Sale muy favorecido y lo veremos triunfar y no se tiene que pasar mucho.
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