Tras dar un paseo por la finca “Pedro Llen”, la cual se encuentra ubicada dentro del término municipal de Las Veguillas (Salamanca) y cullas características son las típicas salamantinas ondulada, con buenos pastos, buen encinar y fotografiado el ganado; nos entrevistamos con el ganadero Don Juan Sanchez-Fabres Mirat, el cual en una conversación, sencilla, simpática y espontanea, nos contó a grandes rasgos el pasado, presente y futuro de la ganadería. La ganadería fue fundada por el abuelo del actual ganadero D. Justo Sánchez Tabernero, el cual adquirido en 1934 uno de los cuatro lotes en que se dividió la ganadería de D. Paco Coquilla, al año siguiente cogieron antigüedad tras lidiar en Madrid.
Tras diversas particiones es el padre de nuestro anfitrión Don Alfonso Sanchez-Fabres, en el 1951 el que se queda como cabeza visible de la ganadería, la cual gozaba de gran cartel y Don Alfonso supo mantenerla en la elite, incluso subirla algunos peldaños, desgraciadamente Don Alfonso muere en 1972, por lo que nuestro contertulio tuvo que coger las riendas de la ganadería hasta nuestros días, afortunadamente tenía y tiene mucha afición para dirigirla, los primeros años fueron de aprendizaje, rodándole las cosas bien, ya que el trabajo hecho por su padre, años atrás, le permitió tener un camino fácil, manteniéndola en la cima unos cuantos años;
pero desafortunadamente con el paso de los años, las cosas fueron torciéndose, no porque la ganadería fuera degenerando en manso, sino porque los gustos de los toreros iban cambiando y sobre todo el gran público, influenciado por la prensa reinante en aquella época, la cual desconocía la morfología de este encaste, fueron arrinconándola; capitaneados por dos periodistas, Marivi Romero y Manolo Moles; en aquellos años en nuestros televisores, solo teníamos dos canales para sintonizar, los dos públicos , la primera y la segunda, como vulgarmente se conocían, recordaran ustedes que los sábados por la mañana la primera emitía un programa de toros el cual se llamaba “Revista de Toros” y estos dos periodistas eran sus conductores, manejaban las imágenes y palabras a su libre albedrío, demostrando en muchas ocasiones falta de conocimientos, ya que no tiene el mismo trapío un toro con encaste parlade, que un toro con encaste coquilla; ellos los metían a todos en el mismo saco; practicando un periodismo incisivo y encima lo cuestionaban todo, por lo que a esta ganadería le hicieron mucho daño. Aparte de esto, los toreros no temen los toros por sus kilos o sus pitones, si no por la mirada y el encaste coquilla tiene una mirada penetrante, que a los toreros les pone a prueba su valor y claro, estos como pueden elegir, las pocas ganaderías con encaste coquilla, las descartan y arrincoban, como de hecho ha pasado.
El problema de la “falta de trapío”, Don Juan intento corregirlo, sin sacar la ganadería de tipo, por eso a mediados de los años 80 refresco la ganadería con sementales de la ganadería de Martínez Elizondo procedencia Buendía, por eso la ganadería, sin perder sus señas de identidad, aumentando el pelaje cárdeno que siempre existió en esta, la supuesta “falta de trapío” se corrigió un poco, no todo lo que los veterinarios exigían en los reconocimientos, influenciados por la moda del toro mastodóntico, impuesta por los dos periodistas anteriormente citados, ya que Don Juan nunca estuvo dispuesto a sacar la ganadería de tipo, tanto morfológicamente, como en su comportamiento, porque no hay que olvidar que el encaste coquilla, tiene sus señas de identidad, pues Chicuelo decía que podían salir dulces como rosquillas o picantes como guindillas.
La vacada está compuesta por 40 vacas de vientre y 3 sementales, lidiando en la actualidad todos los machos de erales en novilladas sin caballos, de esta forma al ser la ganadería corta optimizan recursos y pueden sobrevivir; no siendo ajenos a la tragedia tan caótica que están atravesando las ganaderías por culpa de la pandemia, no habiendo lidiado en esta temporada nada, eso sí juegan con la ventaja que los machos que tienen, pueden esperan un par de años para lidiarlos, o coger alguna medida, evidentemente cuando más edad más problemas para colocarlos, pero confía en lidiarlos.
Esta ganadería, desde su formación perteneció a la “Unión de Criadores de Toros de Lidia”, hasta el 2016, cambiándose de asociación ganadera, pasándose a la “Asociación de Ganaderos de Reses de Lidia”, los motivos fueron varios, pero principalmente, la manera de tratar a los ganaderos es más directa en la asociación a la que pertenece en la actualidad, ya que al ser menos ganaderos el trato es más cordial y directo.
De las palabras que salen de la boca del ganadero, se intuye poco optimismo en un futuro cuyo horizonte lo ve negro, no faltándole razón, poniendo varios ejemplos; como son el cierre de muchas plazas de toros, las cuales tras ser cerradas ya no se han vuelto a abrir, enseñándonos un cartel de 1972 de la plaza de toros de Vitoria en donde por aquel entonces los carteles contaban con siete espectáculos y en la actualidad esta plaza está cerrada; aparte de este inconveniente, las limitaciones sanitarias en los aforos, debido a la pandemia, están haciendo mucho daño; conformándose con que nuestra querida Fiesta Nacional sobreviva, aunque sea de forma latente, habiendo un problema aún más gordo y este es económico, el cual hace que muchas veces los espectáculos sean inviables. Sobre el futuro de su ganadería se conformaría solo con poderla disfrutar los años que el considere oportuno, siendo también poco positivo, habiendo dos problemas principalmente, el primero ya se ha dicho y es la falta de mercado, los toreros huyen de este encaste y el segundo, es que sus hijos no los ve siendo ganaderos, pues sus dos hijos, los trabajos que tienen, tras terminar sus carreras están muy alejados del mundo ganadero, casi prefiriéndolo así.
Afortunadamente, todo no son penas, habiendo, buenos aficionados y con buena memoria, que no se olvidad de esta ganadería y de este encaste, como es el caso de mi amigo Vicente Sánchez López, el cual tras realizar un trabajo minucioso sobre el encaste coquilla, en noviembre de 2017, edito un libro sobre este, bautizándolo como; VERDE Y ORO ¡COQUILLA! (libro que desde aquí recomiendo); trabajo este que sorprendió gratamente a nuestro anfitrión, colaborando con el autor en la medida de sus posibilidades, formando parte, su ganadería, de un libro en el cual se deja constancia tanto por escrito como fotográfico, sobre un encaste que fue santo y seña del campo charro; esperando que en un futuro, aunque sea a largo plazo, el toro número 30 de nombre “Español”, de la ganadería que nos ocupa en este reportaje, el cual fue lidiado, el 8 de mayo de 2013, por Thomas Dufau en la plaza de toros francesa de Sant Server y desorejo no sea el ultimo, como de hecho así es.
Muchas gracias por el artículo. Elena Sánchez-Fabrés Mirat
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