Un hombre que se hizo a sí mismo tantas veces cuantas fueron necesarias a lo largo de su vida.
Su historia, plagada de victorias y derrotas, de conquistas y fracasos, de logros y desencuentros, se caracteriza por la búsqueda permanente de la esencia de la vida, tanto en su oficio como en su compromiso humano.
Desempeñó el toreo con dignidad suprema y suavidad de terciopelo y nos ha dejado el aroma de una tauromaquia inigualable.
Descasa en paz, maestro.
Jandro
23 de octubre de 2011
Sin duda alguna, nos queda su herencia de una tauromaquia clasica con sabor añejo.
ResponderEliminarSe nos ha ido Antoñete y algunos no hemos tenido ocasión de darle las gracias. La verdad es que a veces lo hemos intentado, pero la timidez y el respeto ante lo que alguien al que se admira tanto, actuaron como freno. Ya es tarde para decirle "en corto y por derecho": ¡¡¡Gracias MAESTRO!!!. ¡Cuanto se abusa y se miente n el mundo del toro con esta bellisima palabra!. ¡MAESTRO!; ¿Cuantos se creen de verdad "maestros" por que se lo dicen sus aduladores de "pesebre" y no llegan ni siquiera a ser alumnos repetidores?. Antoñete si ha sido un MAESTRO. Y no solo en toreria. Antoñete ha sido Maestro en "humanidad". Gracias por todo y hasta la vista.Juansintierra
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