domingo, julio 25, 2010

Juan José Esquivel picando al toro "Pajarillo" de La Quinta


El quinto fue un señor, de nombre 'Pajarillo'. Un pavo que para imponerse no le hacían falta más de 510 kilos. Manseó y midió de inicio, pero se vino arriba en el primer tercio. Así, el segundo puyazo de Juan José Esquivel fue el de ésta feria y también el de muchas. Cita el picador al toro, el toro se fija, escarba, lo piensa, lo repiensa y se lanza: puyazo en toda la yema y ovación de las que ponen los pelos de punta por todo lo que significa la lidia y la bravura. Un lujo, que desaprovechó a espadas solamente, Rafaelillo
Nota: Juan José Esquivel también protagonizó un buen tercio de varas en Ceret
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Nota añadida: Copio el comentario de Antonio Mechó:
Efectivamente, fue un gran puyazo -el único de la tarde porque los demás deprimentes-. Y más que habríamos visto en ese toro si hubiese querido el matador.

De hecho ese quinto fue uno de los toros más enteros del encierro. Entero en el sentido de que muchos mostraron falta de fuerza -a alguno no se le sacó sangre ni para un análisis- y todos, absolutamente todos, eran para cortar orejas: pastueños, no miraban nunca mal y humillaban muchísimo -cual victorinos, como el sexto-. Para mi faltó más emoción de casta santacolomeña; pero ya se sabe, La Quinta está entrando ya por otros derroteros.

Eso sí, con cuatro toros por debajo de los 500 kilos y hubo mucho trapío y cabezas. Precisamente alguno más escurrido fue el sexto, uno de los dos por encima de esa cifra.

Ángel de la Rosa: fueracacho y perdido en la lidia.

"Rafaelillo": bastante bien, especialmente en ese quinto al que le hizo una buena faena en su línea habitual. ¡Díficil es que decepciones este torero!.

Tomás Sánchez: puso ganas y en varias tandas buena predisposición, pero se diluia bastante en los momentos de más fuste.

Recordar que ya en mayo, con la novillada de la misma ganadería, esta sangre recordó que, al menos, aún conserva algo de lo bueno de la selección de antaño.

1 comentario:

  1. Efectivamente, fue un gran puyazo -el único de la tarde porque los demás deprimentes-. Y más que habríamos visto en ese toro si hubiese querido el matador.

    De hecho ese quinto fue uno de los toros más enteros del encierro. Entero en el sentido de que muchos mostraron falta de fuerza -a alguno no se le sacó sangre ni para un análisis- y todos, absolutamente todos, eran para cortar orejas: pastueños, no miraban nunca mal y humillaban muchísimo -cual victorinos, como el sexto-. Para mi faltó más emoción de casta santacolomeña; pero ya se sabe, La Quinta está entrando ya por otros derroteros.

    Eso sí, con cuatro toros por debajo de los 500 kilos y hubo mucho trapío y cabezas. Precisamente alguno más escurrido fue el sexto, uno de los dos por encima de esa cifra.

    Ángel de la Rosa: fueracacho y perdido en la lidia.

    "Rafaelillo": bastante bien, especialmente en ese quinto al que le hizo una buena faena en su línea habitual. ¡Díficil es que decepciones este torero!.

    Tomás Sánchez: puso ganas y en varias tandas buena predisposición, pero se diluia bastante en los momentos de más fuste.

    Recordar que ya en mayo, con la novillada de la misma ganadería, esta sangre recordó que, al menos, aún conserva algo de lo bueno de la selección de antaño.

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